La luz, el amor, el poder y la presencia de Dios están conmigo siempre —emanando de mí todo el tiempo. Aun ahora estoy envuelto en la luz divina, y encuentro seguridad al afirmar esta verdad en cualquier momento. Con un solo pensamiento puedo redirigir mi atención hacia la paz de saber que estoy protegido.
La sabiduría y fortaleza infinitas están disponibles cuandoquiera que tenga que tomar una decisión con respecto a bienestar y guía. Si son necesarias acciones rápidas, soy guiado instantáneamente. La misma energía divina que fluye por medio de mí también fluye por medio de mis seres queridos. Sé que en ellos existen los mismos atributos del Espíritu morador.