Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
No, ni tus hojas
secas,
Tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
No desde tu
cansancio
De ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
Igual que un
viento universal,
Un olor de maderas
Remotas de tus muebles,
Una
bandada de visiones
Que tú veías
Cuando en el colmo de tu
libertad
Cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa, tú, libre y en pie!
Si tú
me das tu libertad me das tus años
Blancos, limpios y agudos como
dientes,
Me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como
siente el agua
Del puerto, pensativa,
En las quillas inmóviles
El alta
mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
Vuelo parado,
Igual que en
sosegado soto
Siente la rama
Donde el ave se posa
El ardor de volar, la
lucha terca
Contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la
gozaré
Con un temblor de hoja en que se paran
Gotas del cielo al
suelo.
La quiero
Para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en
mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el
cielo,
Por el mar, por el tiempo,
Veré cómo se marcha hacia su sino.
Si
su sino soy yo, te está esperando.