Cada día tiene su propia personalidad. Habrá días felices y tristes. Algunos serán tranquilos y apacibles y otros estarán llenos de actividad. No importa lo que el día me ofrezca, tengo el poder de descubrir y abrazar momentos de gozo.
Puede ser al escuchar una canción preferida, encontrarme con un amigo, admirar un arco iris o hasta algo tan sencillo como respirar aire fresco. Apreciar la grandeza de Dios en la vida enriquece mi experiencia. Los colores son más brillantes, la risa surge más espontáneamente y el gozo de estar vivo asienta el ambiente para celebrar los deleites copiosos de la vida.
Crezco con alegría al descubrir las abundantes bendiciones que me rodean.