Cuando pienso en dar como un arte —una expresión creativa de mi luz crística—ofrezco más de mí mismo. Pienso de qué manera puedo apoyar a los demás y cómo dar significativa y gozosamente.
Recibo ideas divinas cuando cambio mi enfoque de las “cosas” externas al significado verdadero de dar. Al escribir una carta a un amigo o ser querido o brindar una sonrisa de apoyo, sé que tengo mucho que ofrecer. Recibo inspiración a medida que nuevas expresiones creativas para dar vienen a mi mente. Consciente de que el dar conlleva también recibir, siento agradecimiento por todo lo que doy y por todo lo que recibo.
“Vuestra fe va creciendo y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás.”—2 Tesalonicenses 1:3