Quizás juzgue a mi fe débil o fuerte. Ésta es fortalecida por medio de la oración y la atención, mas también debo asegurarme de que la dirijo correctamente.
Utilizo mi fe cuando oro por curación, y también la utilizo cuando me preocupo por un ser querido. Mi intención al orar es tener un resultado positivo, así que decido evaluar los sentimientos que tengo cuando oro.
Dejo ir cualquier sentimiento de ansiedad y oro con un sentimiento de paz y fe en lo bueno. Me aquieto e imagino sólo los mejores resultados posibles. Creo firmemente que estos resultados surgirán. Al utilizar intencionalmente la fe, mi mente y corazón están en paz y mi confianza en Dios se fortalece.
Entonces Jesús dijo al centurión: “Vete, y como creíste te sea hecho.” Y su criado quedó sano en aquella misma hora.—Mateo 8:13