PARA, MIRA Y... ESCUCHA A TU CORAZÓN
Amor de un alma triste y cansada; de un corazón ya cabizbajo, sumido a la resignación, la soledad y el abandono, que lo da todo y no pide nada.
Amor tranquilo, pausado jamás emite una queja; amor que en la madrugada, en silencio, pone junto a tu reja, la ilusión de un corazón esperanzado.
Amarte así, amar como te amo, sin un reclamo, sin arrebatos, sin exigencias, ni preguntas, con el alma y corazón abiertos, sólo espero que me tomes de tu mano.
Amor que cuando escribo a tí, mujer, lo expreso de todas las formas, pues es la manera de hacerte entender que eres dueña absoluta de mi corazón, alma y querer.
Amor que sólo pide que pares, mires y escuches a tu corazón, quizás pueda decirte, gritarte que estoy a tu lado, cerca aguardando que me ames.
Víctor Hugo Barreneche
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