Corte de Electricidad
Hace unos años (1998) el este de Canadá fue
azotado por una inolvidable tempestad de
lluvia heladiza. Causó veintiún muertos y
millones de dólares en pérdidas.
Cerca de cuatro millones de personas fueron
afectadas por la tragedia: transportes,
abastecimientos... Miles tuvieron que abandonar
su hogar. No había electricidad, por consiguiente
tampoco había luz, ni agua, ni calefacción.
En ese período de interrupción eléctrica, que
duró varios días, se pudo comprobar cuán
indispensable es la electricidad.
Los damnificados aprovecharon los abrigos
provisionales que el gobierno puso a su disposición.
También comprendieron que «solidaridad»
no era una palabra vana.
A veces atravesamos días sombríos; tenemos
la sensación de estar hundidos en la oscuridad,
perdemos nuestros puntos de referencia.
Para estas situaciones, entre otras, Jesús dijo:
"Yo soy la luz del mundo; el que me sigue,
no andará en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la vida" .
En este mundo no existe otra fuente de verdadera
y durable luz. Las filosofías y las religiones
entusiasman el espíritu momentáneamente,
pero a la larga dejan un gran vacío interior.
Es el momento de preguntarme si tengo un corte
de luz espiritual, si deseo encontrar la verdadera
luz o si prefiero permanecer en la oscuridad
eternamente. Acudamos a quien dijo:
"Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo
aquel que cree en mí no permanezca
en tinieblas"
Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz
entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz,
para que no os sorprendan las tinieblas;
porque el que anda en tinieblas,
no sabe a dónde va.