TIPOS DE ENEMIGOS
En esta ocasión echaremos la vista atrás para detenernos
en el papel que juegan los distintos tipos de enemigos...
"No soy un ser angelical, aunque viva con uno.
Tengo mis uñas y hoy quiero
enseñarlas. Para no llamarnos a engaños comenzaré haciendo
mía una frase de Erasmo de Rotterdam: "Es un honor ser
vituperado por la estulticia".
Y dicho esto, entremos en materia. Hay una obra de Cela
en la que se puede leer una curiosa dedicatoria:
"A mis enemigos, a los que tanto debo".
He de reconocer que no tengo la suerte de Cela, ni su categoría ,
ni desgraciadamente unos enemigos de quien aprender.
Lo bueno de la crítica es que te muestre tus defectos,
pero estos enemigos que a veces
dan la cara en el anonimato, muestran más los suyos
propios que los míos.
Por cierto, unos defectos, los suyos, horribles y alguno
grotesco como es la envidia
La envidia, como todo lo feo, es obscena.
La palabra obsceno viene de
fuera de escena, es decir, lo que se hace a escondidas
porque se debe ocultar a la vista.
Así han actuado algunos, obscenamente.
Creo que uno debe permanecer en el anonimato cuando
alaba para no parecer adulador, pero no debe ocultarse
cuando critica duramente, entonces hay que mostrarse
y si no lo haces es cobardía. Es decir, por
si hay alguna duda y no ha quedado claro, los enemigos
son siempre envidiosos, obscenos y cobardes.
Por cierto, que la cobardía es la madre
de la crueldad y la envidia es siempre una declaración
de inferioridad.
¡Qué mala es la crítica descalificadora que sólo busca
destruir y que no aporta nada útil!
Goethe decía que es más fácil detectar el error que
descubrir la verdad, porque el error flota en la superficie,
mientras que la verdad habita en las profundidades
y pocos se atreven a bucear para llegar hasta ella.
Y la verdad está reñida con la maldad,
por eso los que son simplemente descalificadores son
sencillamente mala gente, fruta podrida esa que se escupe
a la primera mordida.
¡Qué distintas las personas que critican constructivamente!
A esos tengo que decirles que es una suerte tenerlos cerca.
No son enemigos sino adversarios, opositores,
tan necesarios como los propios amigos
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