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He oído la historia de un hombre que siguió soltero toda su vida porque buscaba a la mujer perfecta. Cuando llegó a los setenta, alguien le preguntó: "Has estado viajando y viajando, desde Kabal a Katmandú, de Katmandú a Goa, de Goa a Puna. No has cesado de buscar. ¿No lograste encontrar a una mujer perfecta? ¿Ni siquiera una?"
El viejo se entristeció. Dijo: "Sí, una vez me crucé con una; una vez me encontré con una mujer perfecta."
El que le interrogaba le dijo: " ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué no te casaste?"
Con aún mayor tristeza, contestó: "¿Qué podía hacer? Ella estaba buscando al hombre perfecto."
Para fluir y crecer en el amor no se necesita perfección.
El amor no tiene nada que ver con el otro.
Una persona amorosa simplemente ama, tal como una persona viva respira y bebe, come y duerme.
Exactamente así es como una persona realmente viva, amorosa, ama.
No dices: "Si no hay un aire perfecto, puro, no respiraré". Sigues respirando, aunque sea en Los Angeles, sigues respirando aun en Bombay. Sigues respirando en cualquier lugar aunque el aire esté contaminado, envenenado. Sigues respirando. No te puedes dar el lujo de no respirar porque el aire no es como debiera ser. Si tienes hambre comes algo, lo que sea. En el desierto, si te estás muriendo de sed, beberás cualquier cosa. No pedirás Coca-Cola; cualquier cosa te vendrá bien, cualquier bebida, aunque sea agua, incluso agua sucia.
Un hombre vivo simplemente ama.
El amor es una función natural.
Así que lo que debes recordar es esto: no pidas perfección, porque entonces no encontrarás nada de amor fluyendo en ti. Por el contrario, serás incapaz de amar.
La gente que exige perfección es gente incapaz de amar.
Osho
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