Aquellos años de mi adolescencia rosa, cuando mi alma estaba llena de deseos sin nombre, de pensamientos limpios, de esa esperanza sin límites esa esperanza que es la más preciada joya de la juventud, fue cuando yo me determinaba poeta, cuando mi imaginación estaba llena de de esas risueñas fabulas del mundo ¡cuantos días absorta en mis sueños de niña dando rienda suelta a mis pensamientos y forjando una de esas historias imposibles de cumplir pero muy reales en mis sueños de poeta y adolescente a la vez. Ahora todo es distinto tengo a una persona al lado que me llena de felicidad que me cuida como si fuera esa perla , que teme perder, es mi amigo, mi amante mi pareja y esposo, con el soy feliz, pero la sombra de la muerte me visito, se vistió con su mejor traje a mi alrededor todo se torno de un negro cetrino, todo parece en silencio, nadie habla todo es susurro, todo triste y la pena me embarga el alma los ruidos de los coches se han callado ya no canta el ruiseñor a la mañana el viento, parece que sopla con viento helado y las lóbregas sombras de la noche, parecen envolver mi vida y en mis ojos hay lágrimas que no son de alegría, son de rabia, añoranza y despecho que me voy a buscar otro mundo a buscarme de nuevo la vida pero ya no tengo aquellas fuerzas de la adolescencia, ya mis deseos tienen nombre y mis pensamientos no son tan limpios y aquella esperanza ya tiene límites, pues poca esperanza me queda aunque lo único que me queda es sentirme poeta aunque nunca alcance la meta
Mayte Arenas
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