Cuando siento duda o desconfianza, ¿qué hago? ¿Cómo encuentro el valor y la fe para declarar orden divino y saber que todo estará bien?
Mi corazón es elevado al recordar que Dios me ama siempre y que mi Creador desea lo mejor para mí. En el Evangelio de Lucas leemos: “Su Padre ha decidido darles el reino”. Esta Verdad fundamental vence mi incertidumbre y afianza mi convicción. Mi fe me libera de todo pensamiento de preocupación.
Al observar mis experiencias, encuentro evidencia del amor de Dios. Existen personas en mi vida que se preocupan por mí. Tengo oportunidades para expresar mi ser más elevado dondequiera que esté. Tengo fe suficiente para poner mi confianza en Dios.
Porque él ha hecho conmigo un pacto eterno; todo está estipulado, y será cumplido.—2 Samuel 23:5
Avanzo con entusiasmo para lograr todo lo que debo hacer.
Charles Fillmore escribió: “El entusiasmo alienta logros gloriosos en cada objetivo e ideal que la mente conciba. El entusiasmo es el impulso a avanzar, la urgencia detrás de todas las cosas”. Durante el día, me dirijo a Dios, Quien me llena de vigor y me guía a la acción correcta. La energía divina me ayuda a manifestar posibilidades infinitas. La presencia crística se expresa por medio de mí como entusiasmo. Este ímpetu espiritual me vivifica y me apoya para que yo logre todo buen deseo de mi corazón.
¡Siento gratitud por saber que la fuerza de vida de Dios mora en mí y bendice cada paso de mi viaje! ¡Voy en pos de mi bien con alegría y fervor! ¡Estoy lleno de entusiasmo!
Si algo demanda diligencia, no seamos perezosos; sirvamos al Señor con espíritu ferviente.—Romanos 12:11