La semilla de fe en mí se expresa en todo lo que elijo.
Cuando tomo en consideración la totalidad de la vida en sus muchas expresiones, puede que me sienta abrumado. Jesús nos dejó una enseñanza que nos alienta a mantener las cosas en perspectiva: tener fe del tamaño de una semilla de mostaza.
Esa semilla minúscula de fe en mí consiste de dos palabras: ¡Dios es! Existe un poder de amor infinito y una dimensión espiritual que abarca y trasciende nuestra comprensión humana. Planto esa semilla de fe y la sustento diariamente con afirmaciones y decisiones cabales y afables.
Minuto a minuto, día a día, elección a elección, la vida y el amor infinitos de Dios se expresan en cada aspecto de mi vida.
Si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: “Quítate de allí y vete a otro lugar”, y el monte les obedecería.—Mateo 17:20