Si tengo dificultad con una situación, recuerdo hacer una pausa, tomar aire suavemente y expulsarlo. El acto de dejar ir me permite enfocar plenamente mi conciencia en el momento presente. Reafirmo mi enfoque para encontrar lo divino en toda situación.
Dirijo mis pensamientos a lo que es verdadero, excelente, amable y admirable. El enfocar mi atención en el bien me ayuda a apartar mi mente de las distracciones, los juicios y las preocupaciones. Esto aclara mis pensamientos y me proporciona un sentido de paz.
Así que mantengo mi visión en lo que está bien en el mundo, y mis metas y sueños se hacen realidad y dan fruto. Ayudo a crear un mundo mejor cuando enfoco mi atención en el bien que ya está presente.