¿Qué estoy haciendo con mi vida, con mi tiempo aquí en la tierra? ¿Cuál es mi propósito? Comienzo la búsqueda de respuestas dándome cuenta de que no estoy aquí para ser definido por mis intereses, mi género, mi apariencia física o mi educación. Yo soy mucho más que esos aspectos.
Tengo algo especial y particular que ofrecer. He sido creado a la imagen y semejanza de Dios, y estoy aquí para aprender, expresar y vivir según mi identidad divina.
Cuando expreso gratitud, aceptación y amabilidad hacia los demás, honro el propósito de mi vida como expresión de Dios. La sabiduría divina guía mis pasos. Al proseguir consciente de mi propósito, me siento más pleno y satisfecho. Vivo con emoción y claridad.