Todos los nuevos movimientos comienzan con una visión y, hoy en día, muchas personas comparten una visión de vivir en comunidad con sus vecinos y en armonía con el mundo natural. Actualmente esa visión está fragmentada, es incoherente y parcial, existiendo dentro de las personas o pequeños grupos antes que siendo algo externo y disponible para todos y todas.
El desafío es crear una forma de comunicación a través de la cual la visión pueda tomar alas y llegar a ser accesible ampliamente; una a través de la cual las personas desde Norwich a Newfoundland y desde Nairobi a Nepal puedan comenzar el largo proceso de traducir la visión en realidad.
Dicho sencillamente, estamos buscando crear comunidades que sean esencialmente ecológicas y humanas tanto en escala (tamaño proporcionado a las características humanas y de la naturaleza) como en valores.
Para entender las implicaciones de esta afirmación debemos recordarnos a nosotros mismos qué es un ser humano. Todos/as tenemos necesidades, las que van desde las más simples (alimento, abrigo y vivienda) hasta las más complejas (estima y auto-realización). Excepto las más básicas, estas necesidades son usualmente satisfechas a través de los lazos que tenemos con otros/as. Mientras más complejas llegan a ser nuestras necesidades, más necesitamos a significativos otros/as a través de los cuales podamos explorar y expresar nuestros yoes en desarrollo. Es a través de tales redes de relaciones de apoyo mutuo que la auto-realización individual llega a ser una posibilidad.
Una comunidad, básicamente definida, es por lo tanto una colección de tales redes, y prospera cuando todos sus miembros tienen la oportunidad de explorar y expresarse a sí mismos de modos que animen el máximo crecimiento y desarrollo personal. La fuerza yace en la diversidad y en la habilidad de cada cual de contribuir con su propia perspectiva única.
También exploramos el potencial que tenemos dentro de nosotros/as mismos/as cuando tomamos decisiones. La mayoría del tiempo no nos damos cuenta de que estamos haciendo una ininterrumpida sucesión de elecciones y de que, como tales, estamos en un proceso contínuo de negociación con aquellos a nuestro alrededor y con el ambiente externo en general. La mutualidad y la equidad en la negociación son centrales al tipo de relaciones descritas arriba.
Esta visión de qué es un ser humano puede ser encapsulada en la familiar frase "libertad, igualdad y fraternidad"; la libertad de llegar a ser uno/a mismo/a, una libertad que debe ser extendida a todos/as en igual medida; y la fraternidad (o amor, para darle un nombre más abarcador) que ofrece la posibilidad de reconciliar la oposición inherente en los conceptos de libertad e igualdad, al reconocer de que llegar a ser uno/a mismo/a depende fundamentalmente de otros/as siendo capaces de realizarse verdaderamente a sí mismos/as. Es un círculo virtuoso: para habilitarnos verdaderamente, debemos habilitar a otros/as.
Por supuesto, una comunidad es más que la suma total de las transacciones individuales que ocurren dentro de ella y, cuando ésta abraza el deseo de ser de cualquier modo autogobernada o autodependiente, se hacen necesarias estructuras cooperativas. Muchas actividades son comunales por naturaleza (p. ej. la construcción de caminos, la disposición de la basura, la mantención de las bibliotecas, etc.) y, aunque sean emprendidas por individuos, requieren un mandato comunitario para definir cómo van a ser hechas. Hay decisiones a ser hechas acerca de cómo apoyar a individuos que no están plenamente en control de sus vidas por virtud de su mala salud y su discapacitación.
Las comunidades tendrán también que negociar las relaciones con las comunidades, regiones y, en último término, con la comunidad global que las rodea. Para organizar tales actividades, las comunidades requieren estructuras para la toma de decisiones, y las relaciones de poder que inevitablemente se desarrollarán deben reflejar los propósitos básicos de mantener la escala y los valores humanos, el de asegurar la equidad en las negociaciones, etc.. El reconocer cuán importante es la contínua participación para la auto-realización y, por definición, para la salud de la comunidad, implica que las estructuras comunales deben abrazar el requerimiento de que todos debieran jugar una parte activa en el proceso de toma de decisiones. Deben ser explorados modos de significativa participación. Por último, será igualmente importante que todos/as sean implicados/as, aunque sea indirectamente, en los procesos sociales y económicos que tienen lugar dentro de la comunidad.
Las estructuras de toma de decisiones deben también tomar en cuenta la naturaleza de la realidad. Muchos temas que afectan a los individuos y a las comunidades pueden ser llamados divergentes, en el sentido de que tienden a producir la polarización de los puntos de vista. De este modo, el problema de la congestión vehicular en nuestras ciudades puede producir exponentes apasionados del "laissez fair" (no hacer nada y dejar a las fuerzas del mercado sacar a los autos de las calles por medio de los precios) y a las variantes intervencionistas (prohibir los autos enteramente y crear eficientes transportes de locomoción colectiva). En la práctica, la política de acción resultante llega a ser una síntesis compleja de ambas posturas, lo que inevitablemente produce sus propios apretados racimos de problemas polarizados (comparar esta dinámica con la convergencia típica del método científico, donde el argumento tiende a converger hacia una única solución acordada que llega a ser la ortodoxia a través de la cual el futuro es explorado). Es uno de los legados del método científico el que hayamos llegado a creer que todos los problemas deben ser resueltos de esta manera.
La esencialmente dualística naturaleza de la existencia significa que estamos en un contínuo y creativo intento de reconciliar elementos opuestos, ya sea dentro de nosotros/as mismos/as y dentro del ambiente que habitamos (p. ej. masculinidad/femeneidad, correcto/equivocado, competición/cooperación, etc.).
Desde este punto de partida no puede haber soluciones "correctas" en sentido absoluto a los problemas (en esta realidad dinámica), sino sólo "resultados momentáneos" (intentos más o menos exitosos de encontrar equilibrio y armonía), los que dependen de la sabiduría e integridad de aquellos implicados. Aunque sería apropiado para muchos problemas ser manejados por individuos, de modo creciente los grupos trabajando "en comunidad" serán el mejor modo de responder a las complejidades de la vida. Estar "en comunidad" implica vaciarnos a nosotros/as mismos/as de preconcepciones, prejuicios y del deseo de convertir a otros/as a nuestro punto de vista. Este es un ambiente en el cual todos los puntos de vista pueden ser oídos y sopesados antes de que el consenso emerja.
Este consenso necesita ser constantemente reafirmado si es que conceptos tales como humano, comunidad, auto-realización, negociación, habilitación, autosuficiencia, autodependencia, participación, etc. van a ser traducidos en realidades diarias. Las ideas y estructuras (nocompletamente comprendidas) que permanecen sin ser revisadas comienzan a tomar una vida propia que subvertirá y, en último término, trastornará los valores que los individuos que los abrazan están tratando de implementar.
Seguir tal agenda no será fácil, pero ¿qué tenemos que perder?. Para unos/as pocos/as esto puede significar perder riqueza económica y poder, pero como compensación vendrá la verdadera seguridad que no puede ser comprada con dinero o posición social. Para la mayoría de nosotros/as esto significará perder un modo de pensar que requiere muy poco esfuerzo, pero también significará perder nuestro aislamiento y la extendida sensación de falta de propósito que caracteriza a la vida de hoy en día. En el proceso, podemos llegar a descubrir nuestros propios seres.
La incógnita será si los individuos que han llegado a convertirse en indolentes, institucionalizados y moralmente ciegos puedan hallar el camino hacia la 'luz'. Captar el hecho de que todos debemos dar un primer paso a partir de los valores que más apreciamos es un primer paso. Los valores implícitos en la libertad, la igualdad y el amor abarcan todos los derechos que tradicionalmente han sido asignados al individuo, y proveen un punto de encuentro para las personas que desean reganar el control sobre sus propias vidas.
Extractado del libro "The Sufficient Community: Putting People First" (publicado por Green Books: Foxhole, Dartington, Totnes, Devon TQ9 6EB, U.K. - Fax: +44 1803 863260 - WEBSITE: www.greenbooks.co.uk). Traducción de Pedro Di Girólamo A.