Date un momento de paz. Deja venir todos los pensamientos y todas las sensaciones y luego, con la misma rapidez, déjalos pasar.
Deja de aferrarte con tanta fuerza a la confusión que te rodea. Relájate y disfruta de un momento de paz.
Visualiza una paz brillante, refrescante, fluyendo simple y naturalmente desde tu interior. Y sentirás muchísima más paz a medida que, sin prisa pero sin pausa, va inundando tu vida.
Disfruta de esa sensación de paz constituyéndote tú mismo en esa paz. Permite que tu vida encarne la calma y la serenidad de ese pacífico ser que realmente eres.
La paz que tienes para ofrecer nunca terminará. Proyectarla al exterior sirve para fortalecerla más aún.
Sé la paz que buscas conocer. Y descubrirás la fuerza que la paz puede ofrecer.