LO URGENTE Y LO IMPORTANTE - ECOVISION

Lo urgente no deja tiempo para lo importante: cuando uno abre los diarios y la prensa convencional, uno puede leer muchas noticias relacionadas con temas urgentes, pero realmente muy pocas con temas importantes. Puede ser porque lo importan...te no interese tanto, porque se sienta que se pueda solucionar después de lo urgente, o simplemente porque resulte más aburrido.

Quizás este sea el caso de uno de los problemas más serios a los que se enfrenta la humanidad para sobrevivir al siglo XXI: el ocaso de la pesca en los océanos. El tema no es nuevo entre los medioambientalistas y oceanógrafos, pero es desconocido entre la población general. Un estudio titulado “The Spatial Expansion and Ecological Footprint of Fisheries (1950 to Present)” publicado por la revista científica “PLOS one” en diciembre de este año 2010 arroja algunos datos escalofriantes.

A finales de 1980 el número de capturas totales fue de 90 millones de toneladas, y desde entonces no ha hecho más que bajar a una velocidad de medio millón de toneladas al año para no volver a aumentar nunca más. Este decrecimiento, razona la publicación, se debe a que la velocidad a la que se capturan nuevos tipos de pescado no es capaz de superar la velocidad a la que se destruyen los bancos de pesca más tradicionales. Además, el número de nuevos tipos de pesca también está disminuyendo con el paso del tiempo.

Es interesante recordar que, justo después de la primera y segunda guerra mundial, y fruto de la imposibilidad de los grandes barcos de pesca industrial de faenar las aguas durante el conflicto bélico, la pesca se recuperó bastante, aumentándose las capturas en los años 60 y 70. Esto demuestra que el exceso de pesca es el único causante de este problema. La expansión pesquera desde 1950 hasta 2005 es escalofriante: desde 19 millones de toneladas hasta 87 millones: cinco veces más.

Estamos matando el mar: Ya en 1950 los mares del norte estaban sobreexplotados. Desde entonces, la pesca industrial ha ido extendiendo su rango y aniquilando nuevas áreas a raíz de expandirse hacia el sur a 0.8 grados de latitud anuales. A partir del año 2000 parece que ya es imposible expandirse más: sólo las aguas cerca de los polos que, o bien están cubiertas de hielo, o muy lejos de puertos pesqueros contienen suficiente pesca.

Un mar pescado de forma sostenible podría dar para mucho, pero no obstante se estima que el número de capturas por cápita es, al menos, el doble de lo que debería ser para lograr dicho objetivo.
La comparación con su análogo en la agricultura es alarmante. Mientras que de 1961 a 1995 se dobló la producción agricultora aumentando en un 10% el número de tierra cultivada, ¡para doblar la producción pesquera se aumentó el área de mar explotada en un 400%!

¿Qué haremos a medida que menos y menos pesca llegue a nuestra boca? ¿De dónde sacaremos el alimento? ¿Talaremos más selvas, echaremos más pesticidas, hacinaremos más vacas? El planeta nos está mandando señales de una crisis ecológica por tierra (desertificación y pérdida de suelo fértil) mar (acidificación de océanos y exterminación de la pesca) y aire (calentamiento global).

Los científicos y medioambientalistas ya no saben que hacer para prevenirnos sobre el importante desastre que se avecina. Pero mientras tanto, lo urgente sigue ocupando nuestra atención en detrimento de lo importante. Nuestros intentos de aniquilar el mar se hacen realidad: ¿Un mundo sin pescado? ¡Concedido!

Artículo publicado por La Oferta, San José, California