Si alguna vez siento que mi fe o mi comprensión son insuficientes y no sé qué hacer, me aquieto y medito acerca del poder del Espíritu Santo en mí.
Nunca necesito sentir que una situación es imposible, ya que el poder del Espíritu Santo está activo en mí, revelándome la Verdad en todo momento y comoquiera que la necesite.
Mi mente es iluminada gracias a las ideas divinas que fluyen continuamente de la mente de Dios. Hago uso de dichas ideas actuando según ellas y permaneciendo receptivo a la comprensión divina. A medida que afirmo mi fe, el poder del Espíritu Santo se activa en mí y mi camino se aclara.
El Espíritu de la verdad … ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.—Juan 14:17
Cuando uno siente que está solo o que no es amado, la vida parece una cueva fría y oscura. Despertar a la luz y el amor siempre presentes de Dios, nos saca de ese lugar lúgubre a la luz resplandeciente y cálida del sol.
En un momento de oración, descanso y acepto el amor de Dios. Oro: Dejo ir cualquier sentido de ser indigno o de no merecer ser amado. Acepto el amor de Dios. Expreso Su amor. ¡Soy el amor de Dios!
Donde una vez hubo oscuridad, ahora resplandece la luz. Estas palabras de Verdad despiertan en mí un amor que no necesito ganarme, un amor que ha estado conmigo antes de que yo fuera creado. Soy, he estado, y siempre estaré envuelto en el amor divino.
Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él.—1 Juan 4:16