Aquello en lo que creo influye en mi experiencia de vida. Si mi vida no se está desarrollando como desearía, evalúo mis percepciones y expectativas. ¿Apoyan éstas mis metas? ¿O, por el contrario, bloquean mi bien?
Cuando estoy listo para un ajuste en mi actitud, alineo mis pensamientos con la Verdad: Soy una expresión de Dios —capaz, amada y apoyada. Confío en que mis dones espirituales me guían. Al hacerlo, siento mayor sabiduría, fe, fortaleza y comprensión.
Bendecido por el Espíritu, mantengo una actitud positiva y traigo amor a todo lo que hago. Con esta actitud mental, veo el Bien en todas partes.
Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad.—Filipenses 2:13
Siento gratitud por las personas que me han ayudado a ser quien soy —quienes me enseñaron, guiaron y creyeron en mí. También siento gratitud por muchas personas que nunca he conocido y quienes han protegido la libertad. Dichas personas han servido con amor, fortaleza y valor para asegurar el bienestar de muchos.
Hoy recuerdo a los hombres y las mujeres que forjaron el camino para la democracia; que hicieron posible que las personas gocen de libertad para determinar el curso de sus vidas. Siento gratitud por su disposición y compromiso para llevar una vida de servicio en pos del bien común. ¡Hoy honro su recuerdo y doy gracias por la libertad!
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones siempre ruego con gozo por todos ustedes.—Filipenses 1:3-4