Mi propósito divino me inspira a tener confianza y valor.
Al establecer una intención, encuentro valor y confianza para llevarla a cabo. Una vida con propósito enriquece mis pensamientos, palabras y acciones. Prosigo hacia el logro de un objetivo un día a la vez. El entusiasmo que me llena de energía es indicio de que mi cometido es certero.
Mantengo la determinación de compartir mis dones partiendo de mi naturaleza espiritual. También es esencial que fomente mi crecimiento espiritual. Lo que el espíritu de Dios puede lograr por medio de mí permanece en el primer lugar de mis planes, lo que me inspira a tener confianza y valor. Hoy tomo la decisión de ser optimista. Mi propósito divino me inspira a tener confianza y valor.
Pues procuramos hacerlo todo con honradez, no sólo ante el Señor sino también ante los hombres.—2 Corintios 8:21
Yo creo milagros, momento a momento y decisión tras decisión.
En su carta a los efesios, Pablo comparte una visión poderosa de lo que una comunidad espiritual puede lograr por medio de las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo. Es una visión de unidad: judíos y gentiles en confraternidad compartiendo una comprensión espiritual que trasciende las leyes y rituales que una vez los separaron.
Nuestro Señalador del camino demostró su posibilidad, y enseñó los principios esenciales. Esa visión de amor y unidad todavía espera expresarse plenamente. Debemos soltar nuestra resistencia, apartar nuestro enfoque de las preocupaciones mortales y mantenerlo en la Verdad eterna, permitiendo que el Espíritu morador establezca el reino por medio de nosotros.
Y a Aquel que es poderoso para hacer que todas las cosas excedan a lo que pedimos … a él sea dada la gloria.—Efesios 3:20-21
Envuelvo a otros en mis oraciones de luz, amor y paz.
Mis oraciones por seres queridos alinean mi mente y corazón con la verdad de que vivimos juntos en la luz y el amor de Dios. En este espíritu de unidad, aquieto mis pensamientos y me dirijo a Dios en mí. En meditación silenciosa, mantengo a mis amigos y familiares en oración.
Los veo como seres de luz, guiados por la sabiduría divina, irradiando vida y energía, saludando cada día con un espíritu de amor y paz. Conozco esta Verdad para ellos: Son más que cualquier reto que puedan enfrentar. Todos somos expresiones de Dios, amorosas, compasivas y amables. Dejo ir cualquier sentimiento de preocupación, sabiendo que las personas por quienes oro son guiadas a su bien.
Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros.—Juan 13:34