Myrtle Fillmore escribió: “El pensar y el comer correctamente van de la mano para mantenernos saludables”. Para funcionar a niveles óptimos, cuido mi cuerpo física y mentalmente. Lo fortifico con comidas nutritivas y actividad física. A nivel espiritual, ejercito mi conciencia de Dios. Me nutro con pensamientos que afirman vida.
Al orar consciente de mi mayor potencial, afirmo palabras de salud, fortaleza y dinamismo. Con estas palabras, bendigo cada parte de mi cuerpo, desde la cabeza a los pies. Cada órgano, tejido y célula es vivificado con la vibración de la salud perfecta. A medida que digiero estos pensamientos en conciencia, la curación tiene lugar. Mi cuerpo y mente responden a esta oración que afirma vida: El Espíritu morador es mi sanador todo poderoso.