La fe es un maravilloso regalo espiritual. Me asegura que el bien de Dios está presente aunque todavía no pueda verlo. Sin embargo, a veces puedo sentir que mi fe flaquea y que las cosas están tomando demasiado tiempo para dar resultados.
Si los asuntos no parecen ir en la dirección que esperaba, me pregunto si simplemente los estoy viendo incorrectamente, sabiendo que puedo cambiar mi percepción. Tomo unos momentos para leer algo espiritual o sencillamente aquietarme y respirar profundamente.
Alineo mis pensamientos con mi fe en Dios. Veo que el amor es expresado, que el gozo se esparce con alas afables y que, verdaderamente, sólo existe Dios, el bien.