El poeta Alexander Pope escribió: “Errar es humano; perdonar es divino”. En mi humanidad, a veces cometo errores, actúo impulsivamente o hablo sin pensar. Cuando esto ocurre, puede que me sienta culpable. Mas tengo el poder de hacer enmiendas, corregir mis errores y perdonar.
Como fuente de amor y comprensión, lo Divino en mí me faculta para perdonarme y perdonar a los demás. La compasión surge al abrir mi corazón. Veo la belleza y el valor de cada ser humano, incluyéndome a mí.
El perdón me libera para poder experimentar mi unidad con Dios, y abre el camino para relaciones personales gratas y comunicaciones honestas. Mi corazón está listo para perdonar —a mí mismo y a los demás.
Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.—Mateo 6:12
La siguiente afirmación de Eric Butterworth me habla directamente: “En ti existe un potencial ilimitado y todavía no manifestado de creatividad y sustancia, y la experiencia presente puede ser tu mayor oportunidad de manifestarlo”.
Mi experiencia presente es un catalizador para el crecimiento. Me permite manifestar mi potencial. Los retos son un llamado a crecer espiritualmente. Todas las cosas son posibles gracias a Dios en mí. Pido, y estoy atento a las ideas divinas. Estoy totalmente receptivo a la guía del Espíritu y actúo según ella. Al cocrear con Dios, permito que la semilla de la creatividad crezca en mí. Mi potencial se expande y acojo las bendiciones de la vida.
Pues ustedes han vuelto a nacer, y esta vez no de padres humanos y mortales, sino de la palabra de Dios, que es viva y permanente.—1 Pedro 1:23