Vivir en un estado de gracia es vivir en la conciencia de que la compasión y las bendiciones de Dios son mías —todo el tiempo y por siempre. En su libro The Universe Is Calling, el ministro Unity Eric Butterworth escribió: “Existe una fuerza ascendente en el universo, siempre tratando de elevarte a las alturas de tu naturaleza divina. Es tan real e inexorable como la fuerza de gravedad”.
La gracia de Dios se parece mucho a la gravedad, siempre obrando en mi vida. Y así como la ley de gravedad, la ley espiritual me sostiene. Siento paz y tranquilidad cuando recuerdo que la gracia de Dios me provee todo lo que necesito. Soy amado incondicionalmente y bendecido más allá de toda medida. Agradezco la gracia de Dios y descanso en mi bien.
Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia.—Hebreos 4:16
Jesús nos dijo que el reino de Dios está en nosotros. Esa comprensión desarrolló su naturaleza crística, y él vivió tan cerca de esa Verdad que se convirtió en su expresión perfecta. El término Cristo se refiere a la idea del ser humano en la mente de Dios. Es un concepto más que una persona.
Cuando Jesús sanaba a la gente, él invocaba su naturaleza divina —su naturaleza crística. La gente dejaba de identificarse con su enfermedad y despertaba a su Verdad: que su naturaleza verdadera era Dios. Aunque pueda experimentar dolor o enfermedad, sé que he sido creado de la sustancia divina. Invoco mi naturaleza crística con fe en que seré guiado por el camino correcto y perfecto hacia la curación.
Pero Jesús se volvió a mirarla y le dijo: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado”. Y a partir de ese momento la mujer quedó sana.—Mateo 9:22
Puedo decirles a los demás que tengo fe, pero los hechos hablan más fuerte que las palabras. Si continuamente cuestiono y dudo todo, no estoy reflejando a una persona que tiene fe. Al llevar una vida llena de fe, encuentro mayor paz, gozo y amor en todo lo que pienso, digo y hago.
Si tengo un reto de salud, oro con fe en que soy sano y estoy bien. Si tengo una decisión importante que tomar, confío en que soy guiado a mi bien. Escucho al Espíritu en mí y avanzo con fe según la guía que recibo.
Orar por una necesidad en particular es fácil. Mas tener confianza absoluta en el poder y la presencia de Dios requiere fe. Llevo mi vida con fe en Dios —la Fuente y el Creador de todo.
Examínense ustedes mismos y vean si permanecen en la fe … ¿Acaso no saben que Jesucristo está en ustedes?—2 Corintios 13:5