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General: LA PALABRA DIARIA MES DE NOVIEMBRE
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 02/11/2016 13:35 |
Soy uno con la Fuente de todo.
Sé que Dios es la Fuente de todo amor, comprensión, paciencia y bondad. Y Yo soy parte de esta Fuente poderosa. Para lograr balance y serenidad en mi vida, sólo tengo que dirigirme a mi interior, al silencio de mi alma.
Si tengo una multitud de cosas por hacer y estoy atrapado en el tráfico o si me siento cansado después de un largo día, puede que mi paciencia flaquee. De ser así, tomo tiempo donde esté para vincularme de nuevo con mi Fuente. Hacer una pausa intencional calma mi mente y revive mi espíritu. Al restaurar mi paciencia y sosegar mi mente, me relaciono más eficazmente con las personas a mi alrededor. Recuerdo que mi Fuente es ilimitada y eterna.
Que el Dios de la paciencia y de la consolación les conceda a ustedes un mismo sentir, según Cristo Jesús.—Romanos 15:5 | |
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En el Silencio, escucho. En la quietud, Dios responde.
Nuestros días están llenos de mensajes de amigos, de familiares, de compañeros de trabajo y de los medios de comunicación. Aunque pueda parecer difícil discernir cuál o si alguno de estos mensajes es divino, aprendo a escuchar con un corazón y una mente abiertos a Dios.
“Eres amado” es la melodía que trinan los pájaros. “¡Puedes hacerlo!” es el susurro que escucho antes de afrontar un reto. Otras veces, una idea persistente me incita gentilmente a la acción: “Trata esto”. “Estoy contigo siempre”, es lo que oigo al comenzar a orar. Las maneras con las que Dios me proporciona guía y ánimo no tienen fin. Cuando escucho palabras que me elevan e inspiran, sé que son mensajes divinos destinados sólo para mí.
Recobré las fuerzas, y dije: “Mi señor me ha infundido ánimo. Hábleme ahora”.—Daniel 10:19
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La Verdad espiritual existe ya confíe en ella o no; el amor divino está presente ya crea en él o no; la inteligencia universal está disponible ya la acepte o no. Aunque siento gratitud porque el Espíritu es eterno e inmutable, reconozco que mi capacidad de recibir el tesoro divino depende de mi fe.
Si encuentro que los tiempos difíciles han nublado mi fe, corrijo mi actitud. Renuevo mi confianza en la bondad divina. Acepto que el tesoro y la gracia de Dios son para todos —incluyéndome a mí. Recobro la confianza en mi habilidad de dar y recibir libremente. Alineo mis pensamientos con la Mente divina y la Verdad fluye prontamente en mi conciencia, aclarando el camino hacia mi bien.
Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.—Juan 12:46 | |
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El servir como mentor enriquece mi viaje espiritual.
Siento gratitud por los maestros y consejeros que han sido mentores en mi camino espiritual. Al crear una relación de confianza, ser modelos de la Verdad espiritual y compartir de corazón sus éxitos y luchas, ellos han sido instrumentos para elevar mi conciencia.
Servir de mentor es una experiencia enriquecedora. Ayudar a otros me ayuda a aclarar y reforzar mis lecciones y creencias espirituales. También me anima a estar consciente de que otros escuchan y observan lo que digo y hago.
La asesoría espiritual es un regalo valioso que puedo darme —bien sea que me sienta llamado a servir como asesor o a ser asesorado. Cuando puedo y estoy dispuesto a desempeñar ambos papeles, soy doblemente bendecido en mi camino espiritual.
Que lo oiga el sabio, y aumente su saber, y que el entendido reciba consejo.—Proverbios 1:5 | |
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Confío en el proceso de la vida.
En la naturaleza, todas las cosas tienen un propósito. Quizás no disfrute de los truenos ni de los días fríos y húmedos, mas comprendo y aprecio por qué son importantes y necesarios. Confío en el proceso de la vida.
En esas áreas del planeta donde hay cuatro estaciones, la tierra se transforma de un paisaje exuberante a una escena que parece árida. Sin embargo, sé que la desnudez y la decadencia del otoño y del invierno conducen a un nuevo nacimiento. Confío en el proceso de la vida.
Todas las cosas tienen un propósito. El orden divino existe en todo lo creado, aunque no pueda comprenderlo. Quizás piense que ciertas áreas de mi vida son áridas e infructíferas, mas tengo fe en que aun debajo de lo más retador existe la promesa de nueva vida.
Tú hiciste la luna para medir los tiempos; el sol sabe cuándo debe ocultarse.—Salmo 104:19 | |
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Poderosas corrientes del amor sanador de Dios fluyen en mí ahora.
Si un ser querido o yo enfrentamos un reto de salud, el amor sanador de Dios es la respuesta. A pesar de lo que las apariencias puedan sugerir, el poder milagroso de la fe ya está en acción.
Si por medio de la oración Dios me dirige a ir a un médico, lo hago. Dios me ama y tiene un plan para mí que incluye una vida feliz y saludable. Así que en vez de enfocar mi atención en lo que pueda estar mal en mi mente o cuerpo, la concentro en la vida divina en mí.
Estoy rodeado por el amor de Dios y envuelto en Su abrazo. Yo soy sano y estoy bien en alma, mente y cuerpo. La vida revitalizadora de Dios fluye en y por medio de cada célula y órgano de mi cuerpo. Yo soy vibrante, saludable y fuerte. ¡Gracias, Dios!
Ellas son vida para quienes las hallan; son la medicina para todo su cuerpo.—Proverbios 4:22
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