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De: Ceciliak59  (Mensaje original) Enviado: 15/05/2010 09:14
COMENTARIO SOBRE LA OBSERVACIÓN DE SÍ Y LOS "YOES" III LA OBSERVACIÓN DE LOS "YOES"

Al cabo de un tiempo en el Trabajo, una persona debería ser capaz de reconocer muy claramente uno o dos "Yoes" en sí misma. Será, claro está, incapaz de hacerlo si aun sigue enteramente bajo la influencia del "Yo" Imaginario, porque en este caso se hará la ilusión de que es el único 'Yo', una persona sólida, un ego permanente. Ello le impedirá empezar a buscar seriamente los 'Yoes' en sí mismo. Pero, como es sabido, el Trabajo enseña que la Personalidad está compuesta de gran número de egos, que se llaman todos a sí mismos 'Yo' y se hacen cargo de nosotros en distintos momentos. De este modo nuestra vida está en manos de muchas gentes a quienes no conocemos, que viven en y sobre nosotros, de los cuales algunos son deseables pero la mayoría son indeseables. Por lo general no vemos a esas gentes, porque las tomamos por nosotros mismos. Esta es una curiosa ilusión, si se repara en ella. En realidad habría que pensar constantemente sobre este particular y observar cómo obra. Entonces se podrá descubrir la trampa, y ver cuan inteligente y sencilla es.
Algunos de los egos que están en nosotros son muy peligrosos y nunca habría que permitirles que hablaran por nuestro intermedio o que se llamaran "Yo". Sin embargo, esto es fácil de decir y muy difícil de hacer. Algunos son peligrosos en cierto modo, otros lo son de otro modo. Ocupémonos de los "Yoes" recelosos, como ejemplo extremo. Estos "Yoes" son, en nosotros, los más peligrosos de todos. Poseen un extraordinario poder para atar un hombre a su influencia. Su acción radica en transformar las cosas o más bien en conectarlas de otro modo. Están representados en el Centro Intelec¬tual de un modo muy sutil. Transponen los hechos para que se conformen con su teoría principal —es decir, con la naturaleza de su sospecha. Cambian la disposición de las cosas en la memoria y en el pensamiento de modo que todo parece corroborar y confirmar todo lo demás. De este modo, construyen un sistema mental organizado —no de verdades sino de falsedades. En el centro emocional dan origen a sentimientos peculiares que se distinguen de los celos, la envidia, el desquite y el odio, y producen una curiosa excitación como todas las emociones destructivas. La acción de los "Yoes" recelosos es tal que en breve tiempo se extienden en todas direcciones como un fermento dentro de nosotros y asientan o fijan los materiales de la mente y las emo¬ciones como si las coagularan. Actúan también en el centro motor, dando origen a la cautela, a extraños silencios de los movimientos corporales, etc. La sospecha se hace cargo de todo en el plano inferior y a consecuencia de ello está estrechamente relacionada con el "pecado contra el Espíritu Santo", mencionado en los Evangelios y que se refiere a ver el peor lado de todo y de todos. Los "Yoes" recelosos gustan de las conversaciones en voz baja, si se los observa en la acción.
Ahora bien, el Trabajo se propone que un gran "Yo" Observante perma¬nezca fuera de la Personalidad y tome fotografías de todos los "Yoes" en la Personalidad. Cuanto más fotografías se "loman, más fuerte llegará a ser el "Yo" Observante y mayores serán las probabilidades de entrar en una nueva vida Ubre de las compulsiones y hábitos de la antigua vida. Pero, además del hecho de que es sumamente difícil tomar fotografías, por lo menos al comienzo, después se hace evidente que algunos "Yoes" son excep¬cionalmente difíciles de fotografiar. Se debe ello al poder hipnótico que ejercen sobre nosotros. Es preciso recordar que todos los "Yoes" están espe¬cializados —es decir, son de diferente clase. Uno gusta de esto, el otro de aquello. Uno gusta decir o hacer una cosa, el otro decir o hacer otra cosa, etc. Algunos de esos "Yoes" nos atraen con más fuerza que los otros. Su poder hipnotizante interior es mayor. Esto se aplica particularmente a los "Yoes"' recelosos. Estos "Yoes", que están presentes en todas las personas, a veces sólo representan un pequeño papel, o se arrogan papeles mucho más importantes. Están entre los más sujetivos de los "Yoes" y suelen emplear eventualmente el poder razonante del centro formatorio para sus propios' fines, de modo que una persona empieza a vivir en otro mundo interior inventado por ella, muy distinto de la situación objetiva o real. Cada "Yo" forma, por así decirlo, un pequeño mundo momentáneo en el cual penetra¬mos cuando nos identificamos con él, pero los "Yoes" recelosos, si la voluntad" los acepta y los alimenta, invaden toda la vida interior y la organizan en otro mundo infernal permanente.
El poder que posee el "Yo" Observante de no identificarse con lo que observa varía con la clase de "Yo" que observa. Todos han debido Rotarlo. El poder hipnotizante de los "Yoes", recelosos así como el de los "Yoes" celo¬sos, vengativos o envidiosos es tan fuerte que el poder independiente del "Yo" Observante es muchas veces vencido. Es decir, el "Yo" Observante se identifica con lo que observa. Esto no suele ocurrir tan fácilmente si el "Yo" Observante tiene tras sí muchos pensamientos fuertes -sobre el Trabajo —es decir, algunos "Yoes" definidos del Trabajo —y también fuertes sentimientos. Cuando la gente toma el Trabajo y, por cierto, toda la idea del esoterismo de una manera imperfecta o trivial, y por lo tanto le presta escaso valor, en tal caso el "Yo" Observante es muy débil y carente de apoyo y fácilmente zozobra, como un barquichuelo que no tiene quilla, ni timón, ni velas, ni brújula, ni piloto. Un "Yo" observante débil es consecuencia de no ver a qué se refiere el Trabajo, y si no se ve a qué se refiere el Trabajo significa que no se intenta pensar acerca de él. El esoterismo, a lo largo de las eda¬des, es algo muy importante. No se puede llegar a poseerlo con los pequeños "Yoes" triviales. Es preferible no intentarlo.
Agregaremos algo más acerca del ejemplo extremo que dimos al refe¬rirnos a los "Yoes" recelosos. Cuanto menos comprendamos nuestra falsedad más tendremos tendencia a sospechar de los demás. La clave finca en ver que son "Yoes", formados por un prolongado hábito, de los cuales es preciso separarse y no acompañarlos —no creer en ellos— ni ceder a ellos. Desde luego, si se cede a cada "Yo" momentáneo en uno, no se está trabajando, ni tampoco se comprende qué significa el trabajo sobre sí. El trabajo sobre sí significa que se entra en una nueva manera de vivir —de vivir conscien¬temente dentro de sí mismo en lugar de hacerlo mecánicamente. Quiere decir que es preciso trabajar contra los modos mecánicos de reaccionar a todo. El trabajo sobre sí significa simplemente Trabajar sobre sí mismo. Se inicia cuando uno se observa a sí mismo y comienza a ver los diferentes "Yoes" que han hecho presa de uno y lo han esclavizado toda la vida. Pero todo esto es imposible si uno se imagina que es una sola persona.


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