Justificación.-
Nos justificamos para defender nuestra imagen idealizada: lo que queremos aparentar que somos. ¡Ella es tan vulnerable! Es obvio que lo sea pues no tiene fundamentos, sólo es imaginación. Pero lo curioso es que no solamente nos justificamos ante los demás, sino también ante nosotros mismos, para mantener nuestras ilusiones sobre nuestros méritos imaginarios.
Siempre serán los otros, la situación, el destino, la suerte, la mala salud, etc., quien tendrá la culpa de que las cosas no nos resulten bien. Nunca nosotros, por supuesto. "A mí, que me registren. Soy inocente". Resulta una hazaña más allá de nuestras posibilidades el reconocer un error.
Durante la semana observen en qué situaciones se justifican, ante quienes lo hacen y porqué. Pongan especial atención cuando se justifiquen ante ustedes mismos por hechos que sólo ustedes conocen. No se trata de haber cometido el crimen perfecto, sino de asuntos de menor cuantía, como no cumplir con una dieta para bajar de peso, por ejemplo.