Dia 3.- Leí tres veces el texto de Don Carlos a Cecilia, tras leerlo me recogí en pregunta real , como Don Carlos nos enseñó en el Seminario de Valencia. ¿ a qué le temo yo ? La respuesta no tardó en llegar. Y dolió, ostias si duele, duele mucho. Hoy también leí tres veces, la respuesta que le dá Ivars, confieso que me divertí maquinando responderle, pero la verdad es que de todo lo que comenta solo me puse seria ante la primera pregunta que nos hace (¿ o habla sólo ?), sobre ¿la vida la ayudó? Durante todo el dia, además de seguir en observación y como si fuera mi última hora de vida,( como anteayer y ayer ) ; he intentado mediante alguna experiencia propia , dar con algún ejemplo para poder encontrar una respuesta que ofrecer sobre la pregunta ¿la vida la ayudó? La verdad es que lo corriente es tener que arrancar de la vida, como de una cantera o de una mina , el oro de nuestro bienestar y de nuestra felicidad. Para mi , que me conduzco por la vida convencida de que todo lo que pueda obtener de ella lo he de ganar, lo he de conquistar, lo he de arrancar, poco me importa que algunos nazcan ya premiados. Estoy en Salinas, es el lugar dónde he elegido morir y dónde estoy más que segura de que la vida no me debe nada. Pero también pude ver que otros no tienen presente esa pequeña verdad y se conducen como si la vida les tuviera que pagar una deuda adquirida. Para mi , esa deuda no existe. ¿ No será qué , a esos que lamentan su miseria solo son victimas de la consecuencia de haber vivido antes, como si la vida les debiera algo y han estado todo el tiempo esperando ese pago gracioso qué la vida solo concede por azar a algunos elegidos? ¿ de qué me sirve o qué provecho saco yo de pensar o decir que esa desigualdad es mala? sin embargo saber que existe y obrar en consecuencia si. Sobre ¿la vida la ayudó ? del texto , esperaré a que alguna experiencia me dé una respuesta más definitiva, de momento no tengo tiempo real para ir a leerme el versiculo 18 ese, a ver si con suerte este verano me dá para eso.
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