Estimada Shaken:
La interrogante que expones es algo muy importante para mí, y prefiero tratarla de una manera más abierta aqui en la Comunidad. Indicas como resultado de tus propias experiencias de Trabajo, que:
"He ido descubriendo que todos los pensamientos son como el contenido propio de la mente. Es como si existiera una mente + contenido. Una concienca + contenido ( en este estado soy consciente de mi cuerpo, de mi respiración, de lo que aparece y desaparece) y una conciencia sin contenido, no hay pensamiento, no hay observación, es como si desapareciera toda yo, desaparece el contenido, y desaparece el objeto de observación. Y me pregunto: ¿Puede ser la consciencia consciente de si misma, se puede volver hacia si misma? ¿Es la consciencia lo mismo que la atención? ¿Donde empieza una, dÓnde termina la otra?"
Para entender lo anterior hagamos un simil. La mente es como una especie de pantalla cinematogáfica, sobre la que se están proyectando pensamientos, sensaciones y emociones. Cuando con tu atención notas algunos de esas proyecciones sobre la pantalla, decimos que estás dandote cuenta de ellas, que estás conciente de ellas. La mayoría de esas proyecciones vienen desde el exterior o desde los contenidos que residen en nuestra memoria habitual. Por memoria me refiero a los contenidos que se han almacenado sin ton ni son en ella, y que siempre están recreandose sobre la pantalla mental. En el estado automático no nos damos cuenta de ese proceso incesante, pero cuando hacemos uso de la atención, empezamos a ser sensibles a ese proceso, nos damos cuenta de lo que está siendo proyectado ya sea por los pensamientos, sentimientos o sensaciones.
En todo trabajo espiritual se tiene por meta dentener ese proceso automático, y así lograr "silenciar la mente", o siguiendo con nuestro simil, detener las proyecciones sobre la pantalla. Casi siempre se utiliza la técnica de detener los pensamientos, y por ese método quizá puedas detener ese flujo de proyecciones y entrar en una especie de obscuridad total. En el Yoga es el método más usado.
Pero en el Cuarto Camino se pone mucha mayor importancia en la pantalla o la mente misma. En este método se intenta que la pantalla misma se mantenga tranquila, a pesar de que no esté recibiendo proyecciones. Es un trabajo directo sobre la pantalla misma. Pero para lograrlo nuestra atención debe convertirse en una consciencia, algo con mayor fuerza y poder de abracamiento. La consciencia es una separación interna, la consciencia está¡ separada de la mente para poder aplicar este método, la consciencia puede trabajar sobre la pantalla mientras peramanece separada de la pantalla misma.
Tenemos dos situaciones, mi querida Shakin, la primera es la de la sensibilidad, cuando eres conciente (o que conces o te das cuenta) de lo que se está proyectando sobre la pantalla, y la otra, que es un estado consciente, que al mismo tiempo que eres sensible permaneces separado de la pantalla o de la mente misma. Eres consciente de estar conciente. Este estado te da poder para aquietar la pantalla misma. Y si lo logras, en vez de entrar en esa obscuridad cuando luchas y te esfuerzas para detener las proyecciones desde la memoria, decubres que aparecen otro tipo de proyecciones sobre ella que no vienen desde los contenidos de la memoria. Esas proyecciones tienen otra fuente, una fuente superior o creativa desde tu propio Yo. Esa imágenes o proyecciones son de tal magnitud que lo que ves lo comprendes de inmediato sin necesidad de tiempo ni espacio, ni ningun proceso racional. Tu sólo eres un testigo, que ve esas nuevas proyecciones superiores apareciendo desde la nada sobre la pantalla mental. Tú ya no eres la pantalla o la mente, sino el observador o vidente de ella, completamente atestiguando y manteniendote separado. Y poco a poco vas descubriendo que cuando tú ya no existes o no te identificas con la pantalla mental, permaneces consciente y atestiguando cosas que ninguna lengua puede conocer ni manifestar.
Así que si cuentas con la fuerza de soporte para mantenerte separada de tu mente o pantalla, entrarás en la obscuridad o nadidad, pero atestiguaras que hay todavía algo que aparece desde una fuente superior. En esa obscuridad o nadidad hay algo, no está todo vacío.
Lo anterior sólo es un mapa, pero el territorio real lo tienes que contactar y caminar por ti misma. Poco a poco comenzarás a distinguir entre la conciencia y la consciencia. Empiezas a descubrir que hay dos cosas muy diferentes a las que de ordinario les llamamos con la misma palabra. La conciencia tiene que ver con el conocimiento, con el darse cuenta de las cosas, con la personalidad. Y la consciencia que está relacionada con el ser, con la esencia, y puede ser visitada por nuestro Yo.
La atención y la consciencia pertenecen a nuestra Voluntad, a nuestra Individualidad o Yo real. Son dos grados de la misma y única voluntad.
Ya empiezas a dudar acerca del significado ordinario de las palabras, y empiezas a apoyarte y a confiar más en tus propias experiencias basadas en un trabajo directo sobre ti misma. Está¡s aprendiendo un nuevo lenguaje que nos permite comprendernos. Y si no te apoyas en este Trabajo, qué posibilidades tendrías para irrumpir en lo desconocido y milagroso que está dormitando dentro de ti?
Tú ya has caminado por muchas sendas que la gran mayoría de los buscadores sueñan y anhelan caminar algun día en su vida (la mítica India, el misterioso Tibet), pero que siempre terminar por ser sendas que conducen a nada real, como lo has vivenciado directamente por varios años.
Ahora te ha contactado una senda que te obliga a trabajar dentro de ti misma para que aprendas a partir de tus propias experiencias, y que lo más que puedes encontrar de ayuda externa es alquien que te aliente para que la continues, y algunos otros similares a ti que empiezan a nadar por la corriente que va en contra de todo y que en un determinado momento están dispuestos a alargar su brazo para soportarte y que no te dejes atrapar por la corriente involutiva.
Te mando un apretadito abrazo con todo mi ser, y te estampo dos besos sobre tus mejíllas . . .
Carlos de la Garza P.