20/10..

1-      empezé la práctica a la mañana con un poco de resistencia y desgano. Posición sufi con un almohadon entre las piernas y la cola. Cuando terminé el ejercicio de relajación me sentia con otra energia, más despierto, me propongo hacerlo mañana con la misma energia que terminé hoy. Me costó estar atento y se me hizo un poco larga la relajación. Corté por la mitad la relajación y me fui, me quedé sin tiempo, calculé mal.

2-      Práctica de la noche; Sentado en una silla.; si bien ya lo habia hecho hace tiempo –al igual que el anterior- me resonó nuevo; me doy cuenta que, en otro tiempo, habia “simplificado” el ejercicio. Estuve bastante atento, tenso diria, no me pareció la mejor actitud. La tensión estuvo puesta en estar atento y por rechazar con “energia” el estrés del dia.

21/10

1-      Practica sentado en una silla. Hoy estuve con ganas de levantarme y hacerlo. La mañana estaba fria y ayudaba. Los pájaros al cantar me predisponian bien. Hoy practiqué con la MANO IZQUIERDA. Siento la diferencia, el calor, cierta hinchazón de energia. Con la hoja impresa voy repasando no olvidarme nada y no simplificar la relajación. Me sentí por un momento desconectado del medio ambiente... o conectado?, no sé..

2-      Practiqué sentado medio loto: El color azul del llenado –asociado con el agua- calma mi mente y me siento más concentrado. Terminé con mucha energia y siento que fue una experiencia totalmente diferente a la de ayer.

22/10

1-      Practica de la mañana: sentado en silla. Ya estoy ubicado bien en la práctica. La hago bien y sin problemas. La mano por momentos la siento pulsar y por otros hormigueo. Me pregunto si la mirada debe ser sostenida o no con ojos más o menos tiempo abiertos o deberia parpadear naturalmente. Opto por sostener un poco la mirada con esfuerzo… es interesante las variaciones de imágenes.

2-      Practica sufi por la noche. La relajación me dá más energias. Observé que por momentos me perdia. No recordaba donde habia dejado. Honestarmente arranque por donde podia, no queria extender mas la práctica. Deseaba irme a dormir.

23/10. dia de elecciones nacionales… no hice nada.. estuve atento a lo politico

25/10

1-      Practiqué sentado en silla: No me costó retomar, para nada, la fluidez en el silencio me sorprendió. No hubo expectativas. No hubo planteos. Solo lo hice. SILENCIO.

2-      Nada

26/10

1-Practiqué posición sufi. Concluyo diciendo que no hay división entre prácticas. La hago de corrido. Natural. Siento hormigueo en la mano, relajación en el cuerpo. Luego, durante la mañana estoy más tranquilo.

2-Practiqué posición sentado; Me ha costado hacerlo. Muchos pensamientos acuden a mi mente; sumado al cansancio. Creo que debo cuidarme más para hacerlo, pero no lo hago. Lo hice pero un poco apurado. Constato que me es más fácil a la mañana.

27/10

1-      Practiqué posición loto: Estuve muy concentrado, pacifico, el aire calmo. La lluvia suave y fresca y la oscuridad ayudaron mucho al trabajo. Fue una experiencia bien distinta.

2-      Practiqué posición silla: Lo hice bien hoy, tranquilo y concentrado. Como hoy me acuesto temprano por salir de viaje estoy más ordenado. La practica me ayuda a irme a dormir relajadamente. Estoy “suavemente” cansado.

Fin de mis prácticas… Sali de viaje el 28 y no he vuelto a hacer nada en la forma pedida. Sí sostengo algunos momentos pero no con la dedicación de media hora. Gracias por leerlo.

   Sobre el texto.

     Este documento lo leí hace ya un tiempo trataba de entender el recuerdo de sí, me dio alguna claridad con lo que estaba haciendo.

      Cuando se menciona en los ensayos de Recuerdo de Sí de decirse Soy yo el que camina, soy el que hace esto - su impresión es que se detenían los pensamientos, menciona luego  que de esta manera NO se puede “recordar a sí mismo” sino por breves instantes. ¿No recomienda esta manera?

       Al notar que el problema estaba  radicado en la división de la atención sobre uno mismo y el fenómeno observado y hacer las tentativas se encuentra con un estado nuevo.

       Mi última pregunta con respecto a esto:

        Yo <————————————> el fenómeno observado

       Habla de que el “fenómeno” podía estar tanto dentro como fuera de mi. ¿A qué se refiere? obviamente con respecto al Recuerdo de Sí.

  Relajación

  No tuve mucha dificultad, me devolví a zonas no relajadas como los ojos, pues automáticamente al dirigirme a cierta zona de mi cuerpo mis ojos al estar cerrados seguían la dirección, mi rostro y entrecejo también mostraba cierta agitación, no relajado completamente algunos pensamientos.

  Al llevar la atención por cada parte de mi cuerpo se evidencia tensión, dureza, actitud de defensa. Al estar relajado ocurre una baja de pensamientos.

 Llenado

Lo hice sin mayores problemas también, la atención es más débil que con respecto a la relajación, tal vez el uso de la imaginación. Quisiera destacar lo que me sucedió sólo una vez, tal vez producto del sitting o la forma como lo hice, repentinamente me sentí como un globo, me sentí de un tamaño más grande mis brazos y piernas infladas, no sentí mi peso que normalmente me da molestias en mi apoyo. Rápidamente un pensamiento en mí busco explicación y lo deje pasar sin tomarlo, por lo que el estado permaneció por un tiempo más. Creo que colecté algo de energía que me mantuvo muy activo durante el día. No ha vuelto a pasar de la misma manera.

Saludos

Migastr 

Reporte:

(Simplemente confundí los días en enviar mi reporte, perdón por el retraso)

La lectura del texto me arrojó muchos “recuerdos” y nuevas impresiones a la vez. El texto me es familiar pues lo he leído en el pasado; pero al leerlo y estudiarlo con ocasión de esta segunda tarea, la reacción ha sido totalmente diferente.  Por una parte, me incomodó su lectura al sentir cierto remordimiento y vergüenza personal  al “recordar” que no le otorgué mucha importancia en su momento, suponiéndolo como algo más entre otras lecturas o digamos formas de ver las cosas. Ahora descubro que esa falta de “atención” se debió fundamentalmente al hecho de  que le resté importancia al texto por la simpleza del mismo, por lo obvio y fácil que se me supuso el ejercicio de recordarse y observarse uno mismo. Hoy esa “simpleza”  es lo que más me impacta como una piedra lanzada en mi cabeza.  ¿Me he recordado a mí mismo durante estos últimos años acaso? ¿He sido yo el director de mi vida o he sido simplemente muchos actores de una obra que  ni siquiera me ha pertenecido?

La práctica de la noche la hice bajo la posición de estar sentado en una silla; y de la mañana opté por la postura de sentarme sobre el suelo (especie de colchoneta) con la espalda apoyada a la pared y las piernas cruzadas, la derecha sobre la izquierda y las manos sobre los muslos. Desde el principio creí que me resultaría más fácil el ejercicio de la noche (ambos me eran familiares) al que di por entendido que requería de una mayor esfuerzo de “atención”. Ha sido todo lo contrario. El ejercicio de llenado es el que más resistencia me ha ofrecido; inclusive un par de noches me sorprendí prácticamente dormido (por el vaivén de la cabeza) sin haberlo terminado.  El esfuerzo en imaginar el llenado paulatino de mi cuerpo me ha llevado muchas veces a distraerme precisamente de la conciencia de mi cuerpo y de mí mismo, pues el esfuerzo nacía de las ansias de terminar con el ejercicio de una vez para meterme en la cama y dormir. Haciendo un análisis, creo que ese “pensamiento” inicial de que este ejercicio iba a ser más fácil de hacerlo, fue precisamente “otra vez” el de una predisposición de flojera que me ha impulsado a cumplir la tarea lo más rápido posible, convenciéndome que sólo era necesario cumplir aplicadamente con las etapas del ejercicio para ir a dormir y nada más.

En cambio el ejercicio de relajación en la mañana me ha resultado más fácil y energizante. Imaginar, ver y sentir cada parte del cuerpo me ha relajado mucho (el cuerpo, los músculos y de una manera viva más q de adormecimiento como el ejercicio de la noche), resulta agradable como increíble sentir las palpitaciones del corazón en cada parte del cuerpo, en cada dedo, en cada extremidad, un hormigueo incesante de ida y vuelta, sintiendo con claridad una porción en particular del cuerpo y todo el cuerpo al mismo tiempo; aunque esto nunca duró todo el lapso del ejercicio.

Haciendo los ejercicios, en los momentos de poner atención en cada parte del cuerpo, observando y sintiendo las palpitaciones en cada parte del cuerpo; han aparecido a la vez imágenes o ideas como una pantalla de cine que corre diversas imágenes o escenas de varias películas. En esos pequeños instantes sentí que era “yo” quien veía esas imágenes desde afuera, que observaba a diversos personajes, pensamientos, distintos “yoes con mi nombre y apellido” que venían a atrapar mi atención; y de hecho muchas veces me situaba ahí, en el otro lado, olvidándome de lo que estaba haciendo. Fue muy difícil mantener durante todo el ejercicio la atención sólo en el cuerpo y en la observación desde afuera de lo que estaba sucediendo dentro. Por tanto, la secuencia del ejercicio nunca llegó a ser continua e ininterrumpida. Tomando nota de la hora del inicio del ejercicio y el final del mismo, el tiempo promedio ha sido de 15 minutos; siendo lo peculiar que cuando creía haber cumplido mejor el ejercicio había pasado menos tiempo del promedio, y esto haciendo un análisis se debía no a que había cumplido “conscientemente” las etapas del ejercicio, sino que lo había hecho casi mecánicamente, es decir, que no fui “yo” realmente quien dirigió el ejercicio, sino las ganas de acabarlo, la mente que me decía sí, sí, así está bien, 1, 2,3 listo, terminado, puedes levantarte.

He notado también que con la práctica diaria, se me ha hecho más fácil concentrarme en el ejercicio, apareciendo a diferencia de los primeros días de manera más viva y rápida la alerta digamos del monitoreo o captura de las distracciones que aparecían como imágenes de película, aunque todavía no de una manera clara el descubrimiento o individualización de la emoción o personaje en particular que aparecía o que quería atraparme, o en otras palabras el origen, separación o categorización de cada una de las imágenes.   

El hacer estos ejercicios me ha ayudado a recordarme más durante el día. Sólo en la mañana, después del ejercicio de relajación, salía de la casa como más brilloso y esperanzado de hacer las cosas bien, de mantenerme despierto. Pero, claro, sólo minutos después, ya manejando y casi a punto de gritarle a otro conductor por lento,  simplemente me daba cuenta que no había prestado atención al recorrido hecho sino sólo a la idea de llegar temprano a donde me dirigía. Ciertamente que no, no me acuerdo  de mí durante el día; pero creo que estos días se han sucedido más veces las alertas de recordarme  aunque sea justo después de haber cometido una torpeza como gritarle a mi esposa. ¿Quién gritó? ¿Ese alguien que salió bien parado en la mañana de su casa? Y sí, he sentido ser el que ve, habla, camina pero sólo en determinadas circunstancias y muy pequeñas, y casi en la totalidad de las veces por esa alerta tardía que aparece de la nada y no precisamente por efecto del recuerdo de sí. Ahí vuelve el ímpetu de mantener ese estado, la atención, y qué difícil es lograrlo hasta en este preciso instante.