Estos últimos días , como si de un apéndice a mi cansancio se tratase, me rodean momentos en el día muy solitarios. Además sufro esperas por culpa de gente que no acaba de llegar nunca, plantones de gente informal y por educar. Me surjen horarios distanciados que me permiten sentarme y observar al sol hermoso que tenemos estos días, volver a oir las risas de los crios cuando salen del colegio , los pitidos de los claxons en la via pública, el olor de la pólvora de una Valencia ya en preparativos de Fallas. etc. En una de esas esperas, tenía el cuerpo bien sentado en la silla, mi espalda pegada al respaldo de la silla, mis piernas haciendo ángulo recto con el suelo y el sabor del sitting rondándome como de un futuro inminente que acabaría por llegar . Así que empezé por ir relajando mi cuerpo, escaneándolo centímetro a centímetro, dándome cuenta de mi respiración y de mi situación de espera. ¡¡¡El que espera desespera, ¡¡¡¡ pero no era mi caso. Sabía que podía aprovechar la espera en dar alimento a mi misma, ¡¡¡¡Que gusto sentirme , saberme alli y en ese preciso momento. ¡¡¡¡ Un lujo para los dias tan ajetreados que he tenido hace unas semanas, en las que no tenía ni fuerza para comer.
Tenía mi cuerpo relajado, me sentia tranquila, más que esperando me sentia confiada en que sucediese lo que sucediese , tardasen lo que tardasen, yo seguiría respirando y eso me hacia sentirme doblemente feliz. Me puse a hacer una observación de mi, sintiéndome por dentro , relajándome, puse mi mirada detrás, mis pensamientos acabaron siendo un di, di, di, di, bajito, hasta que sin darme cuenta cuando sucedió entré en un silencio y quietud tal que , me llenó de vacio, ese vacio me llevó a un sabor de nadidad . Mi mirada era integra de 360 grados con mi deredor, sentí ingravidez, como si flotara y me llegó una comprensión. Lo más blando del mundo vence a lo mas duro, La nadidad penetra y la no accion tiene su utilidad. Comprendí que lo blando puede con lo duro, que la nadidad es más fuerte que las rocas, que la ofensa, que los insultos, que los gritos. Senti a ese vacio tan poderoso que cuando sali de aquel estado me llegaron unas ganas enormes de querer morirme como querer fundirme con esa nada, que de algún modo asocié con la muerte. Me sentí como vacia de mi habitual contenido, como una muerte a lo que soy. Este deseo me dejó tocada un buen rato, quise llamar por teléfono para hablarlo con alquiern que de seguro me iba a entender y a poder ayudar pero no lo encontré, seguramente andaría lijando o barnizando algún mueble y con las manos pringadas no pudo alcanzar el teléfono para responderme. Y estos dias aunque las gentes que me rodean ponen todos sus impedimentos para que no lo consiga, siento que muero a lo que soy , y voy sintiendo lo que me está costando seguir siendo lo que hasta ahora he sido.