LA LIBERTAD
El deseo por la Libertad viene a partir de una necesidad de Libertad (como un “sabor anticipado”) y de lo que puede significar Ser Libre. En el estado ordinario de dormido-despierto, la sensación de libertad aparece por el reconocimiento de su carencia. En mi sueño nocturno es imposible conocer la libertad, pero en el estado de dormido-despierto yo puedo reconocer que es posible ser libre, por comenzar a ver que estoy en una prisión cuyos barrotes y guardias han sido y son creados por mí mismo. Por lo tanto, la primera interrogante válida que yo puedo plantearme, es: “¿De qué deseo yo ser libre?”.
El sabor anticipado de la libertad viene por las observaciones precisas de aquello que me conserva alejado de ella. Quizá reconozca, después de de un largo trabajo de observación sobre mí mismo, que la identificación me conserva en mi estado de sueño diurno. Cuando estoy identificado, mi percepción, mi apreciación y mi valoración de las impresiones es totalmente limitada y subjetiva. Si yo estoy identificado, nada nuevo puede ocurrir. La imagen que la falsa personalidad ha creado le da fuerza a la identificación. Yo sólo puedo comenzar a ser libre por ver, y eventualmente poder dejar de lado esa falsa imagen de mí mismo.
Yo debo de estar “disponible” si la posibilidad de cualquier cosa nueva, de cualquier ayuda o de cualquier vislumbre realmente existe. Si hay una apertura, un desapego de las cosas (de mis posesiones, de mis negatividades, o de mi propia forma de sufrimiento habitual, los cuales sólo alimentan mi personalidad), si puede existir una separación de mi imaginación, entonces la posibilidad existe de lograr ese estado de desapego o “disponibilidad”.
Es a partir de este estado de separación que puedo comenzar a Trabajar en otro nivel. Un apego o identificación que toma posesión de la totalidad de mí puede servir ya sea como algo “positivo” o como algo “negativo”, pero eso impide cualquier posibilidad de mantener ambas fuerzas positiva y negativa a la vez, que es la posibilidad para que una tercera fuerza se presente o comience a actuar, la fuerza neutralizante.
Todo esto está muy alejado de nosotros todavía. ¿Dónde comienza mi trabajo hacia la libertad, tal y como actualmente soy, en este estado en que me encuentro? Una máquina no puede ser libre, así que yo necesito empezar a ser libre de esa mecanicidad, de ese automatismo. Cuando yo soy mecánico, estoy completamente dormido; no hay posibilidad alguna de elección en ese estado. Lo contrario a esto es el estado de consciencia, donde yo puedo elegir. ¿Cómo puede este estado ser adquirido? Este estado comienza con una quietud interna, por entrar en un silencio interior, una vacuidad o vacío, así que un escuchar interior pueda ocurrir. En ese estado de quietud una atención diferente o nueva puede manifestarse por sí misma, la cual puede conectarme a mí con las Consciencias Superiores. Si mi mente “externa” se pone a funcionar en su propio lugar y no toma posesión de la totalidad de mí, si esta mente puede ser puesta “en neutral”, no abrevando de lo pasado ni anticipando mañanas, entonces algo nuevo puede tomar lugar en el momento presente. Pero esto está todavía muy alejado de mi presente estado. Trataré de dar unos ejemplos de lo que significo por Libertad y Prisión.
He conocido profesores de matemáticas, filósofos y psicólogos con un maravilloso intelecto, muy bien formado y organizado, que viven como si toda la vida pudiera ser “resuelta” o “comprendida” por su mente. ¿Puede la transformación ser posible para una persona en ese estado? ¿Puede tal persona recibir algún pensamiento nuevo o estar libre de la identificación? Alguna persona de ese tipo (muy pocas por cierto) me pregunta: “¿Qué es la libertad? ¿Cómo puedo yo separarme a mí mismo de mi propia manera de pensar, la cual es intelectual, y que no me permite a mí ser capaz de sentir? Y cuando escucho eso, me doy cuenta que está comenzando a reconocer cómo habitualmente su mente funciona, y cómo se ha convertido en una barrera para la expresión de emociones hacia su esposa, hijos, y aún hasta sus mismos estudiantes o pacientes. Esa persona comienza a realizar que, por liberarse a él mismo de su mente, puede crear algo nuevo, una vida diferente.
Otra persona en uno de los Grupo en que he trabajado, reacciona por cualquier cambio de mente o transformación que se presente durante las prácticas o ejercicios especiales, y responde: “¡Bien, así soy yo!; ¡Yo no puedo ser de otra manera!”. Por lo tanto, esa persona podría ayudarse si realiza lo encadenada que está a la aceptación sin crítica de ella misma en su estado actual. Liberándose a ella misma de su actitud por siempre recurrente (el eterno retorno mordiéndose su propia cola), y reconociendo su aceptación mecánica (“Así soy yo”) pudiera darle la iniciativa para intentar hacer esfuerzos y lograr así escapar de esa prisión que ha tejido a su derredor.
Conocí a un Poeta que era un maravilloso evocador-de palabras, pero que era incapaz y sin voluntad alguna para pensar, y mucho menos para poder hacer algo con sus manos. Casi todo fluía fuera de él, como una fuga de agua escapándose. Liberarse a él mismo de su imaginación, corriendo salvajemente con su cuerpo hasta el punto de sofocación, él podría cambiar y salvar su vida.
Logramos Libertad en momentos de consciencia si usamos el poder “del deseo” y si lo practicamos por años. Reconocimiento de nuestros propios auto-engaños, ser capaces de ver nuestras propias trampas, nuestra propia y particular prisión, es el camino hacia la libertad.
Otra persona que conozco vio que su trabajo iba en círculos en vez de espirales ascendentes. Él podía ver cómo repitió una y otra vez el mismo error en su vida. Y después de verlo hasta aceptarlo, esta persona hizo de la libertad su meta, su Dios.
Algunas veces podemos ver lo frecuente que caemos en el sueño, en el abismo de los estados negativos, y reconocer la necesidad de ser libres de esas enfermedades para poder vivir una vida útil y satisfactoria.
Este reconocimiento es un paso muy necesario hacia la Libertad.
Yo le he preguntado a las personas en ciertas ocasiones: “¿De qué deseas tú ser libre?” Aquí están algunas de sus respuestas:
Libertad de de mi yo-externo.
Libertad de mis pensamientos habituales mecánicos.
Libertad de la confusión.
Libertad del miedo.
Libertad de algo que me impide lograr un cambio.
Libertad del auto-engaño.
Libertad de seguir pensando en círculos.
Libertad de la imaginación, salvajismo y pensamientos emocionales negativos.
Libertad de mi Rasgo Principal, previendo que yo lo conozco.
Libertad para sentir.
Libertad para expresarme yo mismo.
Libertad para verme a mí mismo y llegar a ser honesto conmigo mismo.
Libertad para encontrar una puerta que me permita entrar a un mundo nuevo en cual yo soy libre.
Libertad de la vida mecánica, de la mecanicidad, del caminar dormido.
Y les recuerdo, que estas personas han estado trabajando sobre sí mismas para poder empezar a reconocer lo que las mantiene en prisión. En cambio la persona ordinaria, que no ha saboreado un vislumbre de su propia realidad actual, ante una pregunta directa como lo es esta, siempre reacciona diciendo: “Quiero que la vida o condiciones en que vivo sean diferentes, o deseo liberarme de mi esposa, o de mis hijos, o de mi jefe, o de la contaminación e inseguridad de esta ciudad… etc, etc…”
Aportado por: Ing. Carlos de la Garza