El trabajo;  la humilde acción que un día, de tanto hacerse matutino, nocturno, cotidiano, sacó fuego; y con la chispa, el soplo divino, nombraron la palabra compartida, compartiéndonosla con profundo amor en la mirada. Amor, que hizo del brillo en los ojos un caminar ligero, silencioso; el sonido de un tambor que canta, canta los reencuentros de uno mismo. Un animal -corazonada del tambor-, salto al agua más primera, más pura y límpida; y vi en sus ojos, que son mis ojos,  un miedo instintivo, una sobrevivencia, -la agresión- violencia que tensa la vida, un sacrificio;  y la certeza de que un nahual me acompaña.  Y ahí  de adentro de esos ríos de sangre –Estelí – venas que limpian toxinas, arterias que nos regresan la vitalidad, sé que tienen la fuerza, la constante tenacidad del impulso.

 Cada toque del tambor es el picar, sacar el néctar del colibrí, del Huitzilín en mi pecho -¿Te ves en mis ojos? – repiquetea el colibrí. Sus pequeños ojos  de Universo gravitan y cantan.

¿A quién decirle nuestros sueños de planetas en los granos de arena y  polvo? ¿Quién puede escuchar del otro lado, o desde arriba?  Así conocí a Carlos, es mi primera experiencia en el “Cuarto Camino” y sentí, observé, escuché en él una paciencia amorosa, como alguien que sabe lo que “cuesta” la vida, nacer, dar a luz. Atento espera y da respuesta a la palabra, le da forma, sentido. Y aguarda, permanece atento… Empezamos a tejer los hilos sutiles, esenciales “gotitas de néctar que nos hacen ser” y que fuimos sedimentando en nuestro cuerpo, poco a poco.

-¿Quién eres tú?-, mientras nos mirábamos atentos la pupila y el rostro -¿quién eres tú?-  con la intensidad de quien quiere ver, saber, quién aguarda en la mirada, quién quita la cáscara, la máscara, la huella cotidiana.  - ¿Quién eres tú? – Y tu rostro, la mirada, su luz se clavaron en mis párpados. Tantos rostros te vi, tantos caminos, desiertos y calles; anaranjada es tu fuerza: guerrero, no cayes. Hay en tu sonrisa, en tus manos, en tus pies una nobleza enooorme. Tan grande que abarca las arenas del desierto de Sonora y crece…

(y) Acostados en el suelo, todos juntos tocando nuestras palmas de los pies, nos crecieron raíces dolorosas, otras plenas, fuertes, profundas como cordones umbilicales y rompieron los azulejos, el asfalto. Se clavaron en la tierra y de ahí,  en lo más profundo sentí lo que es que “Mi Madre y yo estamos fusionadas”, que mi madre y yo estamos fusionadas, como líquido y metal, minerales y silencios,  que mi madre y yo estamos… como hojas de acanto, fusionadas “que mi madre y yo…” que mi madre y yo”, y salió el colibrí volando en los mares y lagunas “y que mi Madre y yo estamos fusionadas” y volamos con la Tierra toda, sus montes, desiertos y sombras, con tantas Madres buscando a sus hijas, con tantas hijas e hijos buscando a sus madres, con tanta violencia que se crece, y  de tanto y tanto “Que mi Madre y yo estamos fumigadas”, ¿fumigadas? Un cinturón en la cadera, otro en el cuello… un dolor que en el cuerpo me quita también el aliento, te observo, nos observamos me veo-te en mis ojos.  Observo tu mirada madre, que me diste a luz, que con paciencia infinita has cuidado mis pasos, cuidando en lo más obscuro, con esperanza y fe, por cultivar una sonrisa “mi madre y yo estamos fusionadas”, te siento en mi piel, en mis células,  con las abuelas, las nanas. Y tenemos fuerza ancestral y que también protege y ahoga, por eso me busco y quiero danzar, danzarme…

En el seminario entendí que tres cuerpos nos habitan: el de las sensaciones, el de las emociones y el de la inteligencia; y cada quien a su modo se manifiesta, crece y trabaja diferente. Danzando cantamos, miramos, observamos, luchamos, nos entendimos que la muerte es más que un pesar, que podemos estar atentos desde tres momentos diferentes en el mismo instante. Que mi esencia no es mi personalidad; la esencia, que apenas estoy conociendo es un estar consciente, atenta y requiere del trabajo constante para salir de la cotidianidad y observar desde arriba los instrumentos para mirar el universo;  que el amor, más allá del concepto que conozco, es grande muy grande y nos mantiene de pie, con fe y esperanza; y con el ánimo de seguir buscando, buscándonos en el reconocimiento compartido.  Que solo puedo ver lo que soy, y que soy más grande de lo que creo, y en el seminario aprendí a ver más allá de lo que he sido.  Gracias porque estoy dispuesta a quitarme las cáscaras, y  con su ejemplo estoy aprendiendo.

Sofía Estelí Montoya Pitalúa

13/04/2013

Quiero compartir algo de lo que viví en un seminario del cuarto camino, que ocurrió hace justo una semana, impartido por Carlos de la Garza, un guía auténtico de esta tradición. Un seminario al que asistimos un grupo de veintitantos buscadores, en búsqueda de ayuda de un Ser que tiempo hace que ya se encontró, y cuyo propósito es ayudar a que otros se encuentren. Encontrarse a uno mismo, saber quién realmente SOY YO, es algo que está mucho más lejos de lo que podemos imaginar. Casi nadie lo sabe, pero seguro  que casi todos lo sienten: nuestro mundo interno es un caos. Comenzar a darse cuenta por uno mismo, o al menos a tener una seria sospecha, de que uno no se conoce a sí mismo, es una gran cosa. Da la posibilidad de que me observe, de que aparezca un observador interno capaz de percibir simultáneamente los eventos externos y los cambios internos que ocurren tanto en la sensación del cuerpo, como en la emoción y los pensamientos. Fue demoledor constatar que todos mis procesos internos están determinados y son activados por el exterior. Sólo por poner un ejemplo categórico de esto, cito una frase que me cimbró cuando la escuché por primera vez: “Uno no puede estar feliz o triste, si es que no pasa algo externo que lo ponga a uno feliz o triste”. Como el automóvil, que acelera o frena sólo si (externamente) uno le pisa el pedal correspondiente. Con el tiempo he constatado otra realidad. Que huyo desesperadamente de un miedo cuyo origen desde hace mucho cayó en el olvido, mientras que busco en el reconocimiento por parte de los demás un refugio que me dé confort y seguridad, y no sólo eso, que además alimente mi soberbia, mi vanidad. Aunque casi siempre esta sensación me dura tan solo un instante, como una borrachera, cuya cruda hace sentir a uno más lejos de la paz anhelada.

Es sumamente complicado encontrarse a uno mismo. Se requiere de mucho trabajo, sincero, tenaz, comprometido, de corazón. El cuarto camino cuenta con innumerables técnicas y métodos que realizados adecuadamente permiten tener experiencias y estados precisos, que eventualmente llevan a encontrar, por uno mismo, el hilo de la madeja. Pero la empresa es tan difícil, que es imposible lograrla sin la ayuda de alguien que haya recorrido ese camino de autoconocimiento y liberación por sí mismo. Alguien que esté libre en verdad, que haya actualizado esa libertad en su propio ser. Por desgracia, las personas y profesionales que se dedican a ayudar a los demás, incluyendo a la gran mayoría de los religiosos, psicólogos académicos y a los disidentes izquierdistas, están en las mismas condiciones que los que pretenden ayudar.

Este es el séptimo Seminario impartido por Carlos al que yo asisto. Es impresionante ver a alguien que ha trascendido el ego, la auto-importancia. Todo lo que hace tiene un objetivo preciso. Nada de lo que hace o dice es porque sí. Me ha costado mucho tiempo irme dando cuenta de ello. Por un lado, porque lo que trasmite es de una profundidad inagotable. Pero por otro lado, porque se requiere de un cambio interno en uno mismo para ser capaz de ver más profundamente. Mi proceso ha sido lento. Gracias a la paciente ayuda de Carlos, cada vez he visto más dentro de mí, y esto a la vez me ha dado la oportunidad de ver más en los demás.

Por años me llamó mucho la atención el hecho de que casi no recordaba eventos de mi niñez temprana, especialmente de lo que viví antes de los seis años edad. Sin embargo, algunas pocas vivencias se quedaron bien fijas en mi memoria, casi como una imagen fotográfica, y cuyo recuerdo no se diluyó con el paso de los años. Gracias al cuarto camino, y a la guía de Carlos tanto en sus seminarios como de manera personalizada, he logrado comprender que esos momentos están cargados de un profundo significado. Al revivirlos con todo mi ser, involucrando la sensación, la emoción y la mente, he logrado diferenciar lo que sí soy de lo que no soy. Logré ver el patrón de mi vida. El patrón que estuvo condicionado por lo que me trasmitieron mis padres, mis tíos, mis primos mayores que yo. Después de los seis años de edad comencé a jugar un papel que no era el mío, si no el que el exterior me impuso. Me olvidé de mí, tanto, que apenas y recordaba eventos de mis primeros años de vida, eventos que, como le sucede prácticamente a cualquier bebé y niño menor, los vive la esencia, es decir, lo que uno realmente es, y no la personalidad, es decir, lo que la vida hizo de uno.

En este último seminario, que por fortuna, empezó varios días antes con la llegada de Carlos para realizar trabajo previo con nosotros, tuve experiencias que me llevaron a contactar directamente con mi esencia, en condiciones creadas de manera precisa para que mi personalidad estuviese pasiva. No puedo platicarles las prácticas y ejercicios que realizamos. No por ser un secreto per se, si no porque, entre otras muchas razones, de hacerlo le quitaría la posibilidad a quien se pudiera interesar de tener una experiencia libre y sin precondicionamiento. Pude verme dentro de la placenta, sentirme de bebé de alrededor de un año de edad, en brazos de mamá, seguro, dichoso, sin necesitar ni anhelar nada, más que estar allí. Sentí como si me estuviera ocurriendo en ese momento la manera que mi mamá de repente tenía arrebatos de dicha plena al verme, y llenaba de besos mis redondos y carnosos cachetes, mientras su cara dibujaba una hermosa y pícara expresión de niña-mamá. Puedo sentir lo inmensa que es la conexión que ella y yo tenemos. Comprendí porque su amor hacia mí sigue siendo tan enorme, a pesar de todos los dolores de cabeza y de corazón que le he causado. Siempre con la ayuda de Carlos, pude exponerme a condiciones para comunicarme con mi esencia, o más bien, para permitir que ella se comunicara conmigo. Su lenguaje es de un niño pequeño. No utiliza las palabras, pero lo que comunica es de una profunda sabiduría y certeza. Volví a sentirme YO, con la sensación de plena libertad que ello conlleva…

Jamás podré agradecer lo suficiente a Carlos, a mi amado Carlos, todo su amor y paciencia para ayudarme, a pesar de mí mismo, de las enormes resistencias de mi ego, vanidad y cabezonería. También estoy profundamente agradecido con mis amados compañeros de grupo tanto aquí en chilangolandia como en el norte de México y en el norte-este de España. Soy muy afortunado, y aunque la vida aún me jala a mis estados habituales, ahora cuento con un espacio interno al que puedo recurrir para recentrarme,  siempre que esté separado internamente de lo que no soy. No es que ese “no soy” ya no habite en mí. La diferencia es que cada vez tengo más control sobre de él, ya no me gobierna por completo. Y todo comenzó con el cambio de mi forma de ver, dado por el hecho de comenzar a conocerme realmente.

Besos y abrazos de todo corazón

Enrique

15 de Abril de 2013

SEMINARIO  CUERNAVACA 

Este  seminario  fue diferente  a los  anteriores , don Carlos trabajo conmigo el día que nos íbamos para Cuernavaca , y pudo sacar cosas nubladas oscuras que me sucedieron de  muy pequeña, eso me ayudo para  cuando hicimos el viaje del chaman no pude ver bien a mi animal pero sé que está ahí que me está esperando ,por qué estoy a punto de saber que  animal soy  ,y bueno con todos los ejercicios , pude darme cuenta  que cual  puedo hacer  con mi cuerpo ,mente y emociones, también que con algunos ejercicios , pude contactar mi sensibilidad , y el amor de mi madre que  perdí  hace muchos años ,puedo sentir el amor,  quiero trabajar para sentir  el amor verdadero , a los seres que me repelen , siento  la energía que me dejo el seminario  , no se cuanto dure  pero tengo  que seguir luchando para  que no me atrape  lo mecánico…  solo puedo decir  Muchas  Gracias  Don Carlos y a todos los que estamos  en esta  búsqueda . 

Seminario del 5 al 7 de abril de 2013.

He asistido a pocos seminarios y cada de ellos a tenido un “sabor” especial:

El primero, descubrir el camino.

El segundo, era como estar parado, mirando extasiado a la vera del camino.

Este es mi tercer seminario, me ha enseñado a dar ese primer paso, necesario siempre y no menos importante que los siguientes.

El camino elegido requiere trabajo, este es un buen trabajo y vale la pena por ello hacer esfuerzos y sacrificios, la recompensa lo merece. La misma noche de la llegada el trabajo empezó y Carlos con esa gran energía que lo caracteriza dirigió la practica. Necesitaría muchas hojas para describir todo lo acontecido en este pequeño instante, imaginen solo que todo ello fue como estar en un mundo maravilloso, después las experiencias contadas y lo vivido, dejan un agradable sabor, que al menos yo no quiero olvidar.

Durante el seminario los diversos ejercicios, las danzas,  el aprendizaje de lo nuevo y el enfrascarse con lo que creía uno aprendido, todo ello va en uno construyendo un nuevo ser. Este viaje emprendido sobre este camino, es una aventura, difícil imaginar todas las cosas que en el pueden ocurrir,  pero por extraño que parezca, develan una serie de respuestas a nuestras miles de preguntas en este diario andar. (si no lo has vivido, date la oportunidad, si ya lo has echo, no dejes de disfrutarlo).

Gracias compañeros al compartir esta experiencia conmigo, difícil sera olvidarla y olvidarlos.

(Kiki, mi hermano querido, gracias por encontrarme y aceptarme)

Carlos, ya vi que si puedo, tú siempre lo supiste.

Juan Manuel M N :-)

Hermanos hermanas démonos gracias por haber echo posible este encuentro, recibamos.

Empiezo a escribir estas líneas mientras pongo mis pies en agua con hielo, hace algún tiempo empecé una búsqueda para saber quién soy, a partir de una pregunta que me hizo mi niña, eh ido descubriendo algunas cosas aunque no las alcanzaba a entender y así fue como llegue a este seminario con un poco de reserva, afortunadamente al entrar en el monasterio esta se quedo en la entrada.

Así pude abrirme a sentir y ver mas claro eso que no alcanzaba a entender, me fui soltando y empezaron a aparecer emociones que no había tenido,  y este día cuando Carlos dijo que sentía lastima por mi fue una sensación muy grande al darme cuenta frente a quien estaba, fue algo muy fuerte que no puedo describir solo quiero agradecerles por acompañarme en esos momentos, especialmente a alguien muy querida que me apoyo para poder sacar todas esas emociones llore y llore como no lo hacia desde niño.

Esto es algo que ya lo platique con algunos compañeros siento que llegue con una carga que se estaba yendo de lado por el propio peso y Carlos ayudo a acomodarla así se repartió el peso facilitando mi caminar, se que hay mucho por recorrer, se que el camino va a ser lento y accidentado este es apenas el primer paso, y ya esta dado, pero se que no estoy solo.

El Cuarto Camino en mi Corazón

Cada uno de los seminarios a los que he tenido la indescriptible fortuna de haber atendido, un color un sabor diferente que amplia la visión de un espectro completo, le ha acompañado. Un color pertenece al otro como en un arco iris completo. Pero solo la practica podría describir algo de lo que intento decir...

Al primero que asistí, me dio tal “golpe” en algún lugar de mi interior que me mostró la posibilidad de poder “separar” la paja del trigo. Y con la certeza de una pequeña y a la vez fundamental intuición me puse en las manos de una disciplina de tradición verdadera, de esfuerzos y sacrificios concientes para el desarrollo de lo que puede llagar a ser verdadero en mi y limpiarme de lo que no me pertenece y siempre creí era mío.

En esté último seminario se dieron presencias en mí de tal tamaño que han cambiando mi forma de ver, de asomarme a mi pasado y poder vislumbrar la posibilidad de un futuro propio. Carlos es mágico, no sabría como describir lo que hace en uno porque no tengo la posibilidad de poder comprender como “opera”, “vivé”, “acciona” una persona conciente porque me encuentro muy lejos de ella en mi parte evolutiva del ser, por eso uso la palabra magia. Ahora noto, gracias a mi amado Carlos que si hubo algo de tradición en mi vida cuando mi abuela por dos semanas constantes me puso a pedir sinceramente, con el verdadero corazón por mis amados padres y mis amados hermanos. Esa gotita, que antes de atender al seminario me parecía inexistente, fue como el serillo que logra encender la pólvora. Mi pecho se enciende al revivir esa gotita ahora mismo como cuando sabes que algo es verdaderamente tuyo y que nadie te lo puede quitar, como el sabor de un beso de tus amados padres! Gracias Carlos!!!

No se con que has estado “jugando” (en el sentido mas puro y limpio escencial del ser humano infantil al nacer) que mi corazón y el sentimiento se ampliaron en cada una de las prácticas por las que nos llevaste de la mano, que en ningún lado y como en ninguna otra ocasión me había pasado. Pude saborear por primera ves en mi vida lo que puede ser el verdadero papel del hombre en una relación de pareja para una construcción de un verdadero nosotros, con esos ejemplos de trabajo que nos trasmitiste antes del seminario mismo… como si supieras que algo iba a consolidarse o cristalizarse con las practicas y movimientos. En éste seminario mi percepción del Amor se tornó en una posibilidad real al desnudarse de ropajes imaginarios que le vestía. Carlos… MUUUCHAAAS GRAAA CIAASS!

Un abraaazooo y muchooos besoos de indio patarajada!

glip