En el Trabajo Sobre Sí, muchos años de lucha y de fracasos pueden ser necesarios antes de arribar a un curioso hecho psicológico, que en realidad se conecta con una ley en verdad muy importante. Este hecho es que, aunque es extraordinariamente difícil dividir la atención de uno en dos, es mucho más posible dividirla en tres: aunque es extraordinariamente difícil recordarse uno mismo y el medio ambiente de uno simultáneamente, es mucho más posible recordarse uno mismo, el medio ambiente de uno y alguna cosa más.
Sabemos que ningún fenómeno es producido por dos fuerzas: cada
fenómeno y cada resultado real requiere de tres fuerzas. La práctica de
recordarse a sí mismo o la división de la atención se conecta con el
intento de producir un determinado fenómeno, el nacimiento de una nueva
consciencia en uno mismo. Y para hacer esto con éxito, la atención debe
ser dividida no en dos sino en tres. Debe dedicársela simultáneamente al
propio organismo de uno, sujeto del experimento, a la situación a la
cual este organismo está expuesto en el momento y, finalmente, a algo
permanente que se mantiene en un nivel más alto que ambos y el cual sólo
puede resolver la relación entre los dos.
Pero, ¿qué es este tercer factor que debe ser recordado? toda persona
debe encontrarlo por sí misma: su Escuela, su Maestro, los principios
que ha aprendido, el Sol, algún poder superior en el universo, Dios.
Debe recordar que él mismo y su situación permanecen ambos en presencia
de poderes superiores, ambos están bañados por la influencia celestial.
Fascinado, es absorbido totalmente por el árbol del que se da cuenta;
con la atención dividida, ve tanto al árbol como a sí mismo que lo mira;
recordando, se da cuenta del árbol, de él mismo y del Sol que
imparcialmente brilla sobre ambos.
La situación del hombre, sus problemas, su medio ambiente, las dificultades existentes en el mundo material, celular, son la fuerza pasiva; la energía fina de la consciencia dirigida por su atención existe en el mundo molecular como la fuerza activa; y aquella que puede resolver la lucha eterna entre estos dos mundos puede derivar solamente de un modo todavía más alto: el mundo del Sol, el mundo electrónico. A semejanza de la luz del Sol que une e “interpenetra” todo, la individualidad -este tercer factor – creando y disolviendo ambas debe ser de tal manera que en el “Recuerdo de Sí”, el que recuerda está unido a su medio ambiente, y él adquiere tanto como pierde la individualidad separada.
Si un hombre puede descubrir tal “Tercer Factor”, recordarse a sí
mismo deviene posible para él y puede llevarlo mucho más lejos de lo que
pareciera en un principio.
Recordarse a sí mismo debe, así, contener tres principios, tres cosas
para ser recordadas. Y si se está ocupado con alguna tarea interior,
será entonces necesario recordar tres mundos en uno mismo, tres lugares
en uno mismo.
Por esta división de la atención en tres, la materia fina que es la conductora de la fuerza creadora del hombre derechamente se divide en tres corrientes –una dirigida a la acción directa en el mundo exterior, otra dirigida hacia la creación de una conexión con poderes superiores y otra que se retiene en uno mismo. Aquella que es retenida en uno mismo en el curso del tiempo se cristalizará en un “vehículo permanente” de la “auto-consciencia”, a saber, y en el lenguaje de la enseñanza: esto es el “hombre 5”.