ESCRITOS
LOS BUSCADORES DE LA VERDAD
Gurdjieff comprendió que debería pasar él mismo a través de: la observación, la participación y la experimentación. Se colocó constantemente a él mismo en situaciones de: grandes dificultades físicas, en el silencio y en la oración. Su enseñanza siempre respondió a las condiciones del momento.
La
humanidad existe en la Tierra para cumplir un rol definido dentro del
esquema cósmico de las cosas. Este rol involucra la transformación de
energías. Generalmente es servido de manera inconsciente y sin un
beneficio individual. Estamos como dormidos a la naturaleza y propósito
de nuestras vidas.
Cada ser humano ha nacido esencialmente, y adquiere: actitudes, creencias y hábitos que reflejan a su familia y a su propia cultura. Lo que es real, la individualidad, es olvidada por identificaciones con la personalidad.
El resultado de este proceso hipnótico, es que el ser humano adulto es parecido a un caminante dormido, a un autómata, a una máquina cuyo funcionamiento está fragmentado y es incoherente, y que tiene poco o casi nada que ver con la individualidad profundamente enterrada en su interior.
Esta máquina: piensa, se emociona, trabaja, procrea, vive y muere sin libre voluntad, sin elección alguna. Él o ella no pueden amar, no pueden hacer. Todo es una reacción.
Esto es esclavitud, aprisionamiento. El esclavo no tiene ni idea de lo que está perdiendo.
Las posibilidades humanas son muy grandes. Existe una escapatoria, un camino hacia la libertad, hacia la autorrealización. Es posible encontrar la verdad y la liberación interior, si es que es una meta real. Conócete a ti mismo, siempre y en todo lugar.
A pesar de que vivimos en una parte remota y relativamente insignificante del universo, la ayuda existe. Existen fuerzas que pueden ayudarnos, siempre que escuchemos y estemos atentos a su llamado.
Sin recuperar lo que es real para nosotros, la muerte es el final.
Nuestras energías serán reclamadas, y el resto retornará al polvo.
Los aspectos superiores del ser humano están ya desarrollados y funcionando. Son las funciones ordinarias las que deben ser reguladas y animadas, deben ser armonizadas. Este Trabajo puede ser llevado a cabo por un estudio imparcial de uno mismo en la vida ordinaria.
Al
atestiguar nuestra propia vida depositaría algo fino en nuestro
interior, y a partir de ese algo, lo que es substancial puede
desarrollarse. Y a la luz de la consciencia, mucho de lo que está equivocado no puede tener lugar, porque sólo puede suceder en la obscuridad.
La observación de sí puede probar nuestra propia nadidad, nuestra completa naturaleza mecánica. Este horrible reconocimiento es un gran inicio, porque sólo entonces pueden aparecer las interrogantes quemantes.
La máquina humana está balanceada en todos sus detalles. Todas las funciones luchan por permanecer en equilibrio. Bajo circunstancias ordinarias el cambio es virtualmente imposible. Pero lo que uno no puede hacer solo, varios quizás lo puedan lograr juntos. La
guía de aquel que conoce más, que es más, es necesaria, y también la
ayuda de aquellos otros cuyos objetivos son iguales a los propios de
uno.
Uno debe nacer, pero para poder nacer uno debe primero morir, pero para poder morir uno debe primero despertar. Este despertar puede ser gradual, y ocurre al principio por pequeños momentos. Pero la muerte debe ser de un golpe y para siempre. Entonces, de las cenizas de los miles de apegos, aparecerá una Individualidad Real, un Yo Real, un Uno mismo.
Entre la vida ordinaria y el Camino existe una escalera, y no puede ser ascendida sin un guía. Uno debe aprender de alguien que conoce, y debe subordinar su propia voluntad a su guía.
Durante el asenso el estudiante quizás dude de todo, aún de su guía. Al cruzar el umbral final esas dudas se desvanecerán y el guía será mucho menos necesario
Nadie puede ascender en el Cuarto Camino sin poner a otro en el lugar donde él está. Mientras más alto uno asciende, mayor será la dependencia que hay sobre los que lo siguen.
Un
guía quizás sacrifique algunos logros propios para ayuda a otros a
alcanzar un nivel superior. Si lo hace así, conseguirá de vuelta aquello
a lo que había renunciado.
El guía efectuará cambios si lo que enseña se origina en una verdadera escuela esotérica.
El nivel del guía siempre corresponderá al nivel de los estudiantes. En
el Cuarto Camino, el más antiguo en el Trabajo es el “guía” en
cualquier situación. La mayor superioridad del guía es una dificultad
mayor para los alumnos.
Los
grupos deben ser constituidos por el “guía”, y sin “guía”, ningún
Trabajo de grupo es posible. Cuando el Trabajo esté finalizado, el grupo
desaparece.
Un grupo es formado para un propósito definido. El líder debe ser capaz de confiar en los miembros. Los miembros deben confiar en cada uno de ellos.
Es necesario decir la verdad al guía. El guía temporalmente toma el lugar del “Yo” en los estudiantes. A cada miembro del grupo se le da una tarea de acuerdo a su propio rasgo principal. Existen también tareas generales por las cuales la totalidad del grupo es responsable,
y en las que, cualquier error o omisión por uno de ellos, es un error
de todos los miembros. Un grupo puede adquirir lo que un solo individuo
nunca podrá alcanzar en soledad.
Antes de despertar, el intelecto es meramente un aparato formatorio, trabaja con etiquetas y asociaciones. También, de los tres centros: cabeza, corazón e intestinos, éste puede ser el centro superior de todos ellos.
El intelecto es un almacén de conocimientos, pero los conocimientos sin el ser, son inútiles y aun peligrosos para desarrollar. La comprensión, la cual es conocimiento en todos los tres centros simultáneamente, es necesaria para la evolución interior. El conocimiento y el ser deben desarrollarse juntos.
El intelecto es el lugar principal de la mentira:
el hablar acera de lo que uno no conoce. Así como el Trabajo interno
continua, uno llegará a ser menos interesante y con menor color, esto
mostrará que la mentira estará disminuyendo. Las interrogantes y preguntas deben ser dolorosas. Los juegos intelectuales no tienen lugar en el Trabajo.
La vida emocional de aquel que todavía no ha despertado está enteramente hecha de negatividades.
Aún las emociones positivas, tales como lo que llamamos amor, son de
hecho negativas, porque ese amor se convierte fácilmente en odio.
De las explosiones emocionales se puede utilizar su energía, la que es necesaria para el autoconocimiento y la evolución consciente.
La vida ordinaria es una esclavitud a la consideración interna; que es vivir y actuar restringidos por las opiniones de los demás. La identificación es llegar a estar perdido o absorbido en lo que parece ser el drama de nuestra propia vida.
El Trabajo sobre uno mismo debe ser acompañando, desde el principio, por la lucha contra la expresión de las emociones no-placenteras. Ésta es una preparación para el segundo choque consciente.
La conexión con la verdad sólo puede llegar a través del centro emocional. Para comprender más debemos desarrollar las emociones, para lograrlo, debemos
actuar como si tuviéramos un órgano emocional de percepciones cuya
capacidad puede ser más sensible y más sutil que la del intelecto de la
gente ordinaria.
MANIFESTACIÓN
El cuerpo es un medio para transformar energías.
En una manera simple, es hecho a través de la alimentación, para que
podamos suministrar a nuestro cuerpo, a nuestros sentimientos y a
nuestra mente las energías que necesitan. Existe mucho por aprender
acerca de la nutrición de nuestros poderes superiores a través de la respiración y del control de las energías a través del ritmo.
Cualquier persona sabe acerca del rol que las posturas juegan en el
Yoga, las cuales producen efectos específicos sobre los diferentes
centros del cuerpo humano. Existe también la utilización del cuerpo
humano para compartir experiencias con otros, lo que llamamos manifestación.
Si
tengo una visión interna de qué representa realmente el cuerpo humano,
no existe una forma por la cual pueda comunicárselos a ustedes por medio
de sonidos hablados. ¿Qué más tenemos entre nosotros?
En realidad, el hombre no está confinado a manifestarse por la palabra. Todos sus trabajos son manifestaciones: cada movimiento, cada gesto, cada acto de su cuerpo. El significado de todo esto ha sido perdido, porque rara vez, y con mucha dificultad, nos manifestamos conscientemente a partir de nuestra propia intención, y casi siempre reaccionamos
simplemente como una parte del proceso de transformación de energía que
compartimos con todos lo demás. Si estamos encarnados en este cuerpo
con el propósito de traer algo del mundo espiritual dentro del mundo material, y quizás, de restaurar algo del mundo físico al espiritual, entonces nuestras manifestaciones son una necesidad cósmica. En esto existe una responsabilidad correspondiente. Si
yo, porque soy un hombre, soy capaz de manifestarme de una manera
diferente a la que es posible para un animal, ¿estoy cumpliendo con mi
destino humano? ¿Qué tanto y qué tan frecuente estoy haciendo cosas que
un animal no puede hacer?
Estamos acostumbrados, y lo estaremos por mucho tiempo, a asociar las manifestaciones de nuestra naturaleza espiritual o inteligencia, con el habla.
Asumimos que nos expresamos nosotros mismos a través del habla de una
manera más profunda y más significante que a través del andar o del
palpar. ¿Pero por qué debemos suponer que el habla tiene ese carácter
especialmente significante? Sabemos que el habla depende de otras cosas
para su efectividad, tales como la calidad de los sonidos al hablar.
Para aquellos que intentan influenciar a la gente y tocar sus emociones,
casi siempre el habla estaría acompañada por los gestos.
Esto por sí mismo es una recognición de que aún los sonidos hablados no
son una comunicación completa. Y sabemos que los trabajos de arte tienen
una poderosa influencia que es mucho más fuerte que cualquier tipo de
habla.
A través de la danza y de la mímica el cuerpo puede producir un efecto transitorio pero poderoso sobre la gente. Por
ciertas características simpateticas del cuerpo, un cuerpo es capaz de
responder a los movimientos de otro cuerpo y recibir experiencias que
son transmitidas por la imitación inconsciente.
Aquí reside un gran potencial para la comunicación. Cuando el habla fue
más un instrumento transitorio de lo que es hoy, cuando no existían
medios de escritura ni de grabación del habla , esa transitoriedad fue
compensada por el uso de repetitivas manifestaciones auto-reproducidas,
tales como los rituales, las danzas, y en la manera de llevar a cabo las
operaciones de la vida.
Llega
a mi mente la imagen de las mujeres tejedoras de Nepal, ellas tienen
sólo una hilera de palos enterrados en el campo y se mueven con sus
madejas alrededor de ellos. No tienen telar, ni nada, sólo sus cuerpos.
La manera en la cual mueven sus cuerpos es transmitida al patrón de la
colcha. Esto es una cosa bastante antigua, desde antes de que se
inventaran los telares. Recuerdo haber visto gente, de tres o cuatro
generaciones juntas, haciendo alfombras o manteles, el bisabuelo, el
abuelo, los padres y los hijos, todos sentados juntos tejiendo. Existen
danzas de ciertos poblados, como los de Grecia y Persia, que han
continuado por un largo tiempo como un medio de manifestar y transmitir
ciertas formas de experiencias, y sostener ciertas actividades de
trabajo práctico. He visto africanos con sus azadones en el campo
manteniendo una línea y cantando juntos en ritmo, haciendo un patrón de
movimientos indescriptiblemente maravilloso.
Estas cosas son muy antiguas y han jugado una gran parte en la preservación de las culturas. Han sido usadas para preservar y transmitir conocimiento que no puede fácilmente ser expresado en palabras, particularmente conocimiento conectado con el misterio de la manifestación; o sea, el camino por el cual el mundo cumple su destino.
La gente se ha desesperado al hacerlo con palabras sin distorsionarlas.
Pero para hacerlo a través de un ritual, el cuerpo tiene que ser usado
de una manera especial. El cuerpo tiene que ser desacondicionado para ser capaz de ser algo cercano a un instrumento que corresponda a la naturaleza espiritual del hombre. Es una cosa muy difícil.
Uno debe entender que el antiguo uso de las danzas y rituales pertenece a periodos que han estado interesados en la naturaleza espiritual del hombre.
En nuestro tiempo, estamos exclusivamente interesados con la naturaleza
condicionada del hombre, y por lo tanto, no tenemos tiempo para
interesarnos nosotros mismos con la naturaleza espiritual. Pensar en
emplear tres o cuatro horas cada día en desarrollar nuestra capacidad de manifestación,
pudiera ser totalmente inaceptable en las condiciones de la vida
moderna. En nuestro tiempo, la única gente que entrena el cuerpo para
producir manifestaciones, lo hace para producir un efecto sobre la otra gente. Las danzas sagradas casi siempre demandan lo opuesto; los danzantes deben permanecer dentro de ellos mismos y producir un mínimo de emanaciones, y esto es para que la gente que los observe penetre dentro del movimiento desde su interior y no desde lo externo. Dichas danzas son lo opuesto de los espectáculos.
Echemos una ojeada a las danzas sagradas y a las variadas acciones que están conectadas con ellas. Primero que todo, existe la acción a desarrollar, la preparación y el entrenamiento.
Los danzantes de templo, sean hombres o sacerdotisas, tienen una
preparación más severa que cualquier otra forma de vocación. Les toma de
10 a 15 años de preparación para ser aceptados como danzantes de templo
en algunos santuarios y templos orientales, y su entrenamiento comienza
en la más tierna niñez.
Las
danzas son usadas para entrenar adultos, para aliviarlos de varias
tensiones y hábitos, para desarrollar su atención y para otras cosas. En
el curso de su entrenamiento los estudiantes o novicios aprenden cómo
usar las danzas para producir varios estados mentales y emocionales en
ellos mismos, y cómo combinarlos. Aprenden cómo permanecer ellos mismos libres de sus propias actividades corporales, así que puedan cumplir con el precepto de: “la acción sin apego”, o de “actuar sin que importen los frutos de la acción”. El fortalecimiento del cuerpo y sus poderes de resistencia también tienen que ser desarrollados.
Hablando apropiadamente, las danzas de templo o danzas sagradas no son un asunto privado, son para compartir. Las danzas sagradas transmiten ciertas creencias, verdades, y varios tipos de energías
a la gente. Existen las danzas terapéuticas o de sanación, donde el
danzante es capaz, por sus propios movimientos, de transmitir energía a
la gente enferma. Este secreto es bien conocido en África, y sólo ahora
está siendo perdido. Esto también es conocido en ciertas regiones del
Asia Central. Todo esto es parte de la segunda etapa del uso del cuerpo,
como un medio de manifestación hacia los demás. En
los tiempos antiguos, particularmente antes de descubrir la escritura,
las danzas fueron usadas como un medio para transmitir cierto
conocimiento de generación en generación, porque las danzas pueden ser
preservadas por un periodo de tiempo bastante largo. Los hombres sabios
de los tiempos antiguos usaban las danzas y los rituales como un medio
para grabar sus comprensiones de las leyes del mundo. Y algunas
generaciones después, pueden ser descifradas, así como desciframos un
libro en algún lenguaje perdido.
El
uso más profundo de las danzas es cuando no son para uno mismo, como en
el caso de nuestro propio entrenamiento y desarrollo, ni para los
demás, cuando es para la manifestación y transmisión, sino como un acto de adoración. Uno danza para Dios, o para la Imagen Sagrada en cual cree. Cuando la danza es en esta forma, se convierte verdaderamente en sagrada, y lleva a la gente dentro de la comunión. Este es el propósito de ellas. Por ejemplo, uno de los más grandes exponentes de las danzas sagradas fue Jallaludin Rumi, el gran poeta y místico Persa. Él decía que a través de la danza (la sema) entraba en comunión directa con Dios. Los Derviches asumen que cuando ejecutan la sema se sienten ellos mismos unidos con Rumi, y sienten como si ellos llegaran a ser él y él llegara a ser ellos. La Unión Mística es parte del significado superior de las danzas.
Nosotros
trabajamos con danzas y ejercicios que fueron derivados de Gurdjieff.
Fueron coleccionadas por él en el Oriente y nos dijo sus fuentes. La
gran parte de ellas vienen del Asia Central o del Turkestan oriental,
ésta es una región entre Tashkent, a través de los valles
del Amu Daria, y arriba, hasta el oasis del desierto de Gobi, y al este y
norte Afganistán. Ésta es una región donde, hará unos 1,000 años,
existió otro hombre notable que coleccionó y preservó una gran cantidad
de conocimiento de los rituales sagrados: Ahmad Yasawi (Maestro Kahwajan).
(Legado por: J. G. Bennett)