El
ajedrez nos permite equilibrar el cerebro y el corazón, la razón con la
emoción. La posición de Alicia con un pie en cada lado del espejo es la
que dibuja mejor la capacidad de un Gran Maestro para observar
simultáneamente ambos lados del tablero, recuperando continuamente de
sus recuerdos posiciones similares y comparándola con la actual para
resolver la presente jugada.