EXTRACTOS DE CARLOS MATCHELAJOVIC
Y si nos es tan difícil liberarnos de la identificación, es porque nos
identificamos más fácilmente con las cosas que más nos interesan, a las
que damos nuestro tiempo, nuestro trabajo y nuestra atención.
Para liberarse de la identificación el hombre debe entonces estar constantemente en guardia y ser DESPIADADO CONSIGO MISMO.
Es decir, que no debe tener miedo de desenmascarar todas sus formas sutiles y escondidas.
Es indispensable ver y estudiar la identificación a fin de descubrirla en nosotros mismos hasta sus raíces más profundas.
Pero la dificultad de la lucha contra la identificación se acrecienta
aún más por el hecho de que cuando la gente la nota, la mira como una
cualidad excelente y le concede los nombres de «entusiasmo», «celo»,
«pasión», «espontaneidad», «inspiración», etc.
Consideran que realmente no pueden hacer un buen trabajo en cualquier terreno sino en estado de identificación.
En realidad esto es una ilusión.
En tal estado el hombre no puede hacer nada sensato.
Y si la gente pudiera ver lo que significa el estado de identificación, cambiaría de opinión.
El hombre identificado no es más que una cosa, una maquina; pierde hasta la poca semejanza que tenía con un ser humano.
Miren a la gente en las tiendas, los teatros o restaurantes.
Vean cómo se identifican con las palabras cuando discuten o tratan de probar algo, sobre todo algo que no conocen.
No son más que deseo, avidez, o palabras; de ellos mismos no queda nada.
La identificación es el principal obstáculo para el recuerdo de sí.
Un hombre que se identifica es incapaz de recordarse a sí mismo.
Para poder recordarse a sí mismo, primero es necesario no identificarse.
Pero para aprender a no identificarse, ante todo el hombre debe no
identificarse consigo mismo, no llamarse a sí mismo «Yo», siempre y en
todas las ocasiones.
Debe recordar que hay dos en él, que hay él
mismo, es decir Yo en él, Y EL OTRO con el cual debe luchar y al que
debe vencer si quiere alcanzar cualquier cosa.
Mientras un hombre se identifique o sea susceptible de identificarse, es esclavo de todo lo que puede sucederle.
La libertad significa ante todo liberarse de la identificación.
Después de haber estudiado la identificación en general, hay que
prestar atención a uno de sus aspectos particulares: la identificación
con las personas que toma la forma de la «consideración interior».
Hay varias clases de consideración interior.
En la mayoría de los casos un hombre se identifica con lo que piensan
los demás de él, con la forma en que lo tratan, con la actitud que
tienen hacia él.
Un hombre piensa siempre que los demás no lo aprecian lo suficiente, que no son suficientemente corteses o atentos.
Todo esto lo atormenta, lo preocupa, lo vuelve receloso y hace que
desperdicie una cantidad enorme de energía en conjeturas o en
suposiciones; de esta manera desarrolla en él una actitud desconfiada y
hostil respecto a los demás.
Cómo lo han mirado, lo que se piensa de él, lo que se dice de él, todo esto toma una importancia enorme a sus ojos.
Y no solo «considera» a las personas sino también a la sociedad y a las condiciones históricas.
Todo lo que a tal hombre le desagrada le parece injusto, ilegítimo, falso e ilógico.
Siempre el punto de partida de su juicio es que las cosas pueden y deben ser cambiadas.
La «injusticia» es una de las palabras que sirven a menudo de máscara para la «consideración interior».
Cuando un hombre se convence de que lo que lo subleva es una
«injusticia», el dejar de considerar equivaldría para él a
«reconciliarse con la injusticia».
Hay personas capaces no sólo
de «considerar» la injusticia o el poco caso que se les hace, sino de
«considerar» aun el estado del tiempo.
Esto parece ridículo, pero
es un hecho: la gente es capaz de considerar el clima, el calor, el
frío, la nieve, la lluvia; pueden enojarse e indignarse contra el mal
tiempo.
El hombre toma todo de una manera personal, como si todo
en el mundo hubiese sido dispuesto especialmente para complacerlo o por
el contrario para causarle desagrado y fastidio.
Todo esto no es sino una forma de «identificación» y se podrían citar muchas otras formas.
Este tipo de consideración se basa enteramente en las «exigencias».