de J:BENNETT.
En la segunda etapa, debemos estar satisfechos si podemos aprender
métodos que son útiles para nosotros y que están puestos en
circunstancias que nos ayudan a saber más acerca de nosotros mismos. Aún
esto requiere un grado de compromiso que puede ser difícil de aceptar.
Nosotros estamos demasiado acostumbrados a permitir que seamos empujados
de un lado al otro y nunca decidir someternos voluntariamente a
disciplinas, con el propósito de ganar fuerza.
Es muy importante
recordar que el tiempo es medido. La segunda etapa no nos debe tomar
mucho tiempo. Demasiada gente está contenta con el hecho de continuar
aprendiendo las mismas cosas o usar las mismas técnicas, mucho después
que estas ya han cumplido su propósito. En mi opinión, tres años es lo
máximo que una persona debería permitir para esta etapa. Si encontramos
que no hemos llegado a una acción muy específica y personal en este
período, hay algo que está mal. Ya sea que hemos estado demasiado
pasivos o el entorno no es el apropiado para nosotros. Puede ser muy
agradable y estimulante: Podemos haber hecho buenos amigos y sentir que
estamos realizando un trabajo útil. Ninguna de estas cosas nos conducirá
a la tercera etapa, sólo los cuatro factores: El aprendizaje, la lucha,
el sacrificio y la ayuda están inequívocamente funcionando.
Desafortunadamente, rara vez podemos encontrar, en el momento preciso,
las condiciones adecuadas, para dar un paso adelante. Podemos estar
obligados a esperar; pero no debemos quedarnos estancados. La
responsabilidad es propia y de nadie más. No podemos esperar del maestro
o del grupo lo que ellos no son competentes para dar. Ellos pueden
creer, muy sinceramente, que los métodos que ellos transmiten proveen
todo lo que requiere y, no obstante, todo puede estar moviéndose en
‘circulo’, sin conducir a ninguna parte. Yo he visto tanto de esto que
puedo escribir sobre ello con sentimiento. La ilusión de progreso es
creada por la realidad de la lucha. Al alumno se le hace trabajar duro
en tareas imposibles y siente satisfacción debido a la energía
consciente involucrada en la lucha.
Otro tipo de auto – engaño
viene del aprendizaje. Existen grupos que se dedican al estudio de temas
esotéricos, recurriendo a los casi ilimitados recursos de las diversas
tradiciones. Tales estudios son útiles sólo en la medida en que ellos
abren canales en la mente y permiten desarrollar nuevas formas de
comunicación. Si no se entiende esto, el estudio se vuelve un fin en sí
mismo y aquellos que están dedicados a él ‘dan vueltas y vueltas en
círculo’, sin llegar a ninguna parte y aún así, convencidos que ese
aprendizaje les dará poder.
Una tercera trampa está conectada con
la iniciación. En este momento, hay en mundo muchos grupos y
hermandades que poseen el secreto de la iniciación; es decir, de la
transmisión de ayuda a través del contacto, alguna ceremonia o ritual.
Uno puede ser, como Subud, contacto con una de las Energías Universales.
Otro, como el Movimiento de Regeneración Espiritual, puede usar mantras
especiales o frases para repetición. Yo me refiero aquí a acciones que
yo creo son perfectamente genuinas y benéficas y no a ninguna de las
iniciaciones mágicas más dudosas, que involucran el secreto y
frecuentemente, contacto sexual. Los sistemas de iniciación genuinos son
necesariamente restringidos en ámbito. Ellos en sí mismos, no
transmiten un conocimiento ni proveen la organización de una lucha. A
menudo, ellos repudian la sola idea de sacrificio como innecesario para
aquellos que han recibido la iniciación. El resultado, nuevamente, es
que la acción comienza a repetirse a si misma produciendo la ilusión de
progreso porque aquellos que la practican en forma honesta, se sienten
mejor por ello y pueden observar una mejoría en salud, estabilidad
emocional o la desaparición de defectos. Lo que ellos no notan es que no
hay una transformación real, excepto por aquellos pocos que encuentran
la forma de combinar lucha y sacrificio, dentro del marco de la
iniciación particular que ellos han elegido.
Finalmente, existen
movimientos (grupos – hermandades) casi exclusivamente basados en el
sacrificio. El líder de uno, por ejemplo, diciendo ser una encarnación
de Deidad, requiere de sus seguidores el sacrificio completo de
posesiones y la devoción completa hacia su persona. Esto también puede
absorber tanto el interés de los devotos, que ellos no observan que se
han vuelto dependientes en la relación con el maestro y, ya que esto no
puede progresar, ellos tampoco pueden avanzar.
El punto es que
todos estos movimientos pueden ser buenos y honorables. Los métodos y
técnicas son genuinos y efectivos. Cada uno atrae a cierto tipo de
persona que responde a ese enfoque en particular. Pero el problema es
que tienden a ‘fijar a la gente en sus propias características’, en vez
de permitirles liberarse de ellos mismos. Son útiles por un tiempo – es
por esta razón que he sugerido un tiempo límite de tres años. Se produce
una terrible pérdida de potencial porque decenas de miles de hombres y
mujeres excelentes, en todo el mundo, están ‘amarrados’ a grupos y
movimientos de los cuales reciben un beneficio real al comienzo, pero
los cuales, producto de lealtad mal entendida o tal vez simple
ignorancia de las leyes de transformación, continúan años después que el
proceso de transformación ha llegado a su fin.
Es obvio que se
requiere un distinto tipo de conocimiento experto y destreza para
permitir la transición de una etapa a otra. El guía que puede crear la
situación necesaria para la transformación personal de la cuarta etapa,
debe ser, en todo caso, más versátil que el maestro que puede producir
las condiciones para la tercera etapa. En un sentido, la demanda crea la
oferta. Existen épocas – y la actual es una de ellas, cuando el mundo
necesita gente ‘transformada’ más abundantemente que lo usual y en tales
momentos, guías o ‘maestros más elevados’, son enviados desde los
centros que los pueden preparar. Pero también debe existir una demanda
de parte de aquellos capaces de ser ayudados. No es asunto de un guía el
convencer a las personas que lo necesitan: Esta necesidad la deben
descubrir por sí mismos. Sólo en esta forma pueden estar preparados para
asumir los compromisos que se requiere en las etapas cuartas y
posteriores.
Hasta ahora, yo me he referido solamente a maestros y
guías que están directamente involucrados en transmitir enseñanza y
ayuda. También hay lo que yo podría llamar ‘Directores Espirituales’,
que no enseñan, ni dirigen grupos lideran movimientos. Son hombres
sabios, con experiencia y santos que son canales para la transmisión de
la Energía Unitiva (E2) y pueden, por ende, hacer una inmensa cantidad
de bien en el mundo, generalmente sin ser reconocidos por lo que
realmente son. Yo he conocido dos o tres de tales hombres en mi vida y
la deuda que tengo con ellos es inmensa. Sin embargo, nunca he estado
conectado con ellos como un alumno con su profesor o he ‘pertenecido’ al
orden espiritual del cual ellos eran miembros.
Al buscar el
patrón de nuestras vidas, debemos tomar en cuenta la extrema complejidad
de la sociedad invisible de gente ‘transformada’ y personas en proceso
de transformación.
A estos (*) los he llamado Grupos Psicoteleios
y Psicokinéticos. Hay muchos caminos, buenos y legítimos, que forman
parte de esta compleja estructura. Frecuentemente, los miembros e
inclusive los líderes, de los diversos grupos no saben cuan necesarios
son todos ellos. Existen celos estúpidos que parecen ser la causa de un
gran desperdicio y esfuerzo. En realidad, las tensiones y conflictos son
medios necesarios para superar La Ley de Riesgo. Cualquier cosa,
demasiado bien y excesivamente bien organizada, siembra la semilla de su
propia destrucción. Existe una sabiduría ‘muy elevada’, que sabe cómo
usar el caos para la creación y como sacar la armonía de un conflicto.
Debemos tener cuidado de no criticar aquello que no nos es posible
comprender.
Mientras más nos movemos por el camino de la
transformación, más evidente se hace que nuestra pequeña sabiduría y
nuestra ciencia moderna, están muy lejos de ser capaces de comprender
cómo la historia humana está siendo dirigida. No obstante, todos tenemos
nuestro lugar en ella y nunca deberíamos estar satisfechos hasta
haberla encontrado – y saber que la hemos encontrado.