21 agosto 2020
Al considerar lo esencial de este tema no voy a tratar de abarcar
completamente, sino más bien transmitir la impresión del tremendo
alcance de este asunto y puntualizar consideraciones que puedan
estimular el pensamiento de la persona que lee.
El tema de la
conciencia esencial es demasiado grande para que lo juzgue una persona;
no puede estar confinado a la interpretación de un solo individuo o
grupo de persona; no puede, siquiera, estar limitado a expresarse en
palabras.
No obstante, es un tema que debemos considerar, y a la
luz de nuestro entendimiento de esta cuestión podamos estar más
capacitados para preparar el camino que constituirá la senda que
conduzca a los propósitos finales de nuestra existencia.
Es
importante que consideremos la consciencia esencial desde el punto de
vista de la definición, no porque pueda estar limitada a ella sino
porque nos da un rumbo de acción sobre el cual establecer nuestras
consideraciones.
Probablemente aquello que más se acerca a una
definición formal del tema es aquella dada por Bucke en su libro
intitulado Consciencia Cósmica.
Entre sus escritos es
significativo el siguiente: "La primera característica de la Consciencia
esencial es, como lo implica su nombre, una consciencia del cosmos, es
decir, de la vida y orden del universo.
Junto con la consciencia
del cosmos ocurre un alumbramiento intelectual o iluminación, que
colocaría al hombre en un nuevo plano de existencia lo haría casi una
persona de una nueva especie.
A esto se añade un estado de
exaltación moral, una indescriptible sensación de elevación, júbilo,
alegría y vivificación del sentido moral, lo cual es absolutamente
sorprendente y más importante para ambos, el individuo y la raza, de lo
que es el sobreestimado poder intelectual.
Con esto viene lo que
podría llamarse un sentido de inmortalidad, una consciencia de vida
eterna, no un convencimiento de que él tendrá esto, sino la consciencia
de que ya lo tiene.
Consideremos estos comentarios cuidadosamente. Vemos que la Consciencia Esencial es un poder que transforma a la persona.
Bucke la compara con las formas más bajas de consciencia, que él
nombra, primero, como aquella simple consciencia que posee cualquiera
criatura viviente; segundo, la consciencia de sí mismo, que la persona
posee para distinguirla de aquella que tienen otros animales.
La
consciencia esencial es algo en anticipación de cualquiera de estos
estados de consciencia, como se dijo en la definición; es un estado
agregado, una condición que va más allá de aquellos que podemos
considerar en el sentido de nuestra realización objetiva.
Podríamos decir que la consciencia en sí es un compuesto de lo que
percibimos a través de nuestros sentidos y lo que sabemos de nuestras
facultades intuitivas; lo último incluye lo que podemos saber de las
previas experiencias del alma.
Añadido a esto, nuestra
consciencia incluye percepción del ser; la habilidad de damos cuenta de
"Yo soy", se hace posible por medio de la consciencia. Sin esta
intuición, sin este estado de ser, seríamos solamente mecanismos que
funcionan debido a acción refleja, y que tienen aquel tipo de
consciencia al que Bucke se refiere como consciencia simple.
La
consciencia que incluye la percepción de los sentidos objetivos junto
con las habilidades intuitivas de la consciencia del ser, podríamos
decir que es una posesión distintiva del ser humano.
Lo aparta de otras cosas vivientes, porque el tipo de consciencia de que él goza hace posible no sólo la razón objetiva.
Sino también la posibilidad de utilizar mentalmente los fenómenos
físicos y psíquicos que él percibe a través de sus sentidos y la
percepción extra sensorial de su mente subjetiva.
Para
considerar la Consciencia Esencial, entonces, debemos examinar
primeramente las limitaciones de nuestra consciencia objetiva y la
concepción ordinaria de nuestra percepción del ser.
R.Malak.