Entonces la luna de plata
selló la noche con celo,
dejando sobre mi almohada,
la fuga de un loco anhelo.
Allí estaban tus ojos claros,
fijados entre mis sueños,
profunda y dulce mirada
provocando mis ensueños.
Allí estaba tu risa franca,
entrelazada en el eco
tu voz cantaba a mi alma,
la fuga de un loco deseo.
Un laberinto de imágenes,
pintaba en sombras tu cuerpo.
y entrelazada a la nada,
cruzó la noche en desvelo.
¡Que noche tan angustiada!.
tenerte como recuerdo,
y bajo la luna plateada,
soñarte con tal deseo!.
La luna selló mis ansias,
la noche cerró su velo,
quedaron sobre mi almohada,
tus ojos, tu piel, y mi anhelo.
Mariana Ramos