Era de día. Quizás más día que todos los días. Era lunes. Y el maestro no pudo dejar de esbozar una sonrisa.
Y escuchó la pregunta como si aún no lloviera: ¿ SE PUEDE SER FELIZ en algún momento, Maestro ?.
Y aún sin contestar, respondió sosegadamente, como si hablara para sí: SÓLO HAY UNA FORMA PARA LLEGAR A SER FELIZ, Y ES ESTANDO DISPUESTOS TODOS LOS DÍAS A SER FELICES.
Ante la mirada incrédula de sus oyentes, remató su frase así: Estando dispuestos todos los días a ser felices, es inevitable no serlo alguna vez.