Le canto a la dulzura de tus ojos,
al terciopelo de tu mano fina,
a la frescura de tus labios rojos,
la expresión de tu rostro me fascina.
Es suave tu voz como el murmullo,
como agua de un arroyo cristalino,
tu risa cantarina es un arrullo,
tu piel es tan suave como el lino.
Tu pelo en ondulante seda,
tiene tintes de embrujada noche,
enmarca tu cara en un derroche,
de perfumes con aromas de alameda.
Y no quiero terminar mi canto,
sin decirte amada mía que te adoro;
que el calor de tu amor yo ansío,
que son tus besos lo que más añoro.
Escrito por Gerónimo.