¿Qué nueva actividad, proyecto o sensación vas a experimentar en esta jornada? ¿Qué reto te planteas para las próximas veinticuatro horas? ¿Qué solución o salida innovadora y creativa vas a poner en marcha? ¿Puedes hacer algo de lo que acostumbras, pero de manera diferente? ¡Arriésgate un poco!
Los días festivos, los puentes laborales o las minivacaciones, que se presentan a lo largo del año, son lapsos de descanso que percibimos como pequeños oasis en los que ponernos al día con nuestras amistades, lugares que queremos visitar, aficiones arrinconadas .
Pero es un error crearnos demasiadas expectativas. Queremos ver a todo el mundo, visitar un país en cuatro días y volver a ser expertos en manualidad y bricolaje.
Para el psicólogo Ricardo Ros, hay que tener cuidado con hacer demasiados planes, pues si no los cumplimos tendremos la sensación de haber desperdiciado el descanso laboral.
"Descansar durante los días no laborables o minivacaciones es una buena opción, pero debe ser un descanso activo. Pasear un poco todos los días, leer un libro que abandonamos por falta de tiempo, ver una buena película o poner un poco de orden en nuestra casa y en nuestras vidas son opciones relajadas", añade el psicólogo.
Según este experto, la rutina nos resulta cómoda porque nos aleja de plantearnos otros caminos, de luchar a diario por cumplir los sueños, de analizar si estamos donde queremos estar. Lo cotidiano, lo diario, también nos da seguridad, es nuestra sala de estar, nuestra casa conocida. Y ni siquiera nos planteamos que podemos hacer las cosas de una forma diferente.
Vivimos en la resignación y creemos que basta con hacer cosas diferentes en vacaciones o en los días de fiesta. Pero eso sólo son pequeños vendajes que tapan lo que deberíamos cambiar y no cambiamos. Hay que aprovechar las pausas laborales para replantearnos nuestros objetivos y ponernos en marcha, sugiere.
Para salir de la vida automatizada y repetitiva, Ros aconseja alcanzar algún objetivo todos los días. Introducir un pequeño cambio cada jornada.
Modificar la rutina nos acerca a nuestras metas casi sin darnos cuenta. Son como pequeños afluentes formando un gran río. No hay que esperar al próximo día festivo, a las vacaciones o al Año Nuevo para ponernos en marcha. Hay que empezar hoy, ahora.