El barranco de la Zarza
El Roque de Idafe
La leyenda del drago milenario
La octava isla canaria
EL BARRANCO DE LA ZARZA
En este apartado no voy a relatar ninguna leyenda, si no, describiré un lugar mágico para el viajero que tenga
la suerte de visitarlo. En la isla de La Palma, existe un lugar que se denomina La fuente de la Zarza. Se puede llegar en coche hasta casi todo el camino. Dejamos el coche en un llano que parece a propósito y seguimos caminando por un sendero. A poco más de Km. y medio, nos encontramos en una especie de cañón corto que forma un circo alargado. Las paredes son de basalto y, al fondo, hay una pequeña cueva delante de la cual cae el chorrillo tenue de un manantial. Recorriendo este barranco, por ambos lados vemos que piedra a piedra están grabadas profundamente por signos, que en su mayor parte, representan la espiral o círculos concéntricos. La visión de las espirales por todas partes provoca al visitante la impresión de estar situado en un punto de culto y poder muy especial. Fueron los guanches los que se dedicaron a grabar piedra por piedra. Y uno se pregunta...Porque el símbolo de la espiral precisamente? Un homenaje a un símbolo que expresa y simboliza el movimiento de el universo entero, de todo cuanto existe en él. Si pensamos en la espiral, la encontraremos en la estructura de las galaxias, en el giro de los electrones en torno a su núcleo, en los remolinos de agua y de viento, en la molécula de los ácidos Rn y Dn que marcan nuestras leyes genéticas, en el movimiento de la tierra, etc, etc...es la fuerza vital de la vida misma. Quizás los guanches entendieron la esencia misma de todo lo que existe en el universo en la espiral, grabándola en piedra para hacerla un poco más presente de lo que ya es de por si.
EL ROQUE DE IDAFE
En la Isla de La Palma, desde cualquier mirador, dentro de la Caldera de Taburiente, que es el enorme cráter de la isla, se encuentra el Roque de Idafe. No pude fotografiarlo, así que la foto que aporto es de una postal que compré a propósito pensando en ponerlo en esta sección. Cuentan de él, que los antiguos guanches lo adoraban y entregaban las vísceras de los animales que cazaban como ofrendan. Lo hacían sobre todo porque temían que cayeran sobre sus poblados y convencidos de que era una deidad, siempre dejaban allí su ofrenda a sus pies, para mantenerlo contento y no se derrumbara sobre su pueblo. Y a pesar de los muchos años que han pasado, aunque aparentemente ya le hace ofrendas, el Roque de Idafe se mantiene guardando el equilibrio, como si de un vigilante de la Caldera se tratase...o alguien continua de forma invisible el ritual?.
LA LEYENDA DEL DRAGO MILENARIO. -Icod de los vinos-, Tenerife
Una tarde en la remota antigüedad, cierto navegante mercader llegaba de las costas mediterráneas en busca de sangre de Drago producto muy en boga y de gran importancia en la elaboración de ciertas preparaciones de la farmacopea, y desembarcó por la playa de San Marcos, de Icod de los Vinos para llevar a efecto su lucrativo propósito. Estando ya en la playa sorprendió allí a unas infantas o damas de esta tierra, que conforme al rito tradicional se bañaban solas en el mar aquella tarde veraniega. El intruso navegante las persiguió, logrando apoderarse de una de ellas. Esta trató astutamente de conquistar el corazón del extraño viajero para mejor buscarlo y lograr huir, y mostrándoles signos de consideración y amistad les ofreció algunos hermosos frutos de la tierra. Para aquel navegante que venía detrás de la sangre del Drago, y traía metido en la imaginación y en el alma el mito helénico de las Hespérides, los frutos que aquella dama de esta tierra le ofreciera, pudieron muy bien parecerle las manzanas del mítico jardín. Mientras él comía gustosamente desprevenido, la bella aborigen saltó ágil al otro lado del barranco, y a todo correr huía hacia el bosquecillo cercano escondiéndose tras la arbólela. El viajero sorprendido en principio trató de perseguirla de cerca, pero vio con sorpresa que algo se interponía en su camino, que un árbol extraño movía sus hojas como dagas infinitas, y que el tronco parecido al cuerpo de una serpiente se agitaba con el viento marino y entre sus tentáculos se ocultaba la bella doncella guanche. El navegante lanzó el dardo que llevaba en sus manos, contra lo que a él se le figuró un monstruo, con gran miedo y asobro y al quedarse clavado en el tronco, del extremo de la jabalina empezó a gotear sangre líquida del Drago. Confuso y atemorizado el hombre huyó laderas abajo, se metió en su pequeña barca y se alejó de la costa; porque iba pensando en su corazón, que había sorprendido en el jardín a una de las Hespérides a la que salió a defender el mítico Dragón.
OCTAVA ISLA CANARIA
Existe un escrito irlandés del siglo X que descubrió el monje San Borondón en un viaje por el Atlantico, que cuenta, que entre la isla de Hierro y La Palma, en contadas ocasiones aparece la visión entre brumas de una isla fantasmal la "octava isla canaria". Feijoó aseguró que pudo verla desde Hierro y no es de extrañar, que partieran varias expediciones en su búsqueda. Solo un marinero de una carabela portuguesa juró haber desembarcado en ella. Su relato describió que vio pisadas humanas en ella. Recientemente hubo incluso quien afirmó haber fotografiado el perfil de esta isla fantasma, habitada según la leyenda por gigantes y tesoros.