Es elemental entre los historiadores de Carlitos Gardel que en vida de Carlos Gardel, el zorzal no tenía repercusión como artista de nuestro país. Otros cantores de inferior calidad llenaban los teatros. Está publicado en manuales elementales y diarios de la época. Además por eso don Carlos se va del país, actuando, filmando y grabando discos, en Francia, España y Estados Unidos y Centroamérica, donde si realmente triunfa hasta que ocurre la tragedia de Medellín. De ahí en más se teje la leyenda que lanza Natalio Botana desde Critica y ya Gardel que evidentemente tenía un gran talento artístico pasa a ser gran figura argentina desde el día entierro de contramano por la calle Corrientes, solamente comparados con los entierros del presidente Hipólito Irigoyen, María Eva Duarte, Juan domingo Perón y en menor grado el del cantor uruguayo Julio Sosa.
En cambio Sandro siempre fue reconocido artística y masivamente por millones de argentinos y latinoamericanos, sin haberse ido del país porque aquí no le prestaban atención, como no ocurrió con Gardel en vida. A Sandro se lo podrá comparar con Gardel, si dentro de medio siglo perdura su nombre como símbolo musical de una època que es la que termina con su muerte.