Que tu mirada sea, mirada clara, sea mirada de niño, que transparenta el alma.
Que tu sonrisa sea, sonrisa ancha, fuerza que surja de adentro, ganas que se contagian, buen humor que de sentido al quehacer de tu jornada.
Que tus palabras sean, valientes palabras, que no oculten la verdad y no teman proclamarla. Que sean la voz de aquellos, que ya no pueden ni alzarla.
Que tus manos sean, manos entrelazadas, manos con otras tendidas, abiertas, no solitarias. Manos unidas y fuertes que hoy construyan el mañana.
Que tu caminar sea, compartida caminada, que busque abrir junto a otros huellas de nueva esperanza. Que tu camino acompañe el caminar del pueblo en marcha.
Que tus silencios sean, eco de tus entrañas, crisol de anhelo y proyectos, que solo el tiempo amalgama. Silencio fértil, simiente que en brotes de vida estalla.
Que tu vida entrega sea,
para que valga la pena
ser vivida y no gastada.
(Marcelo A. Murúa)
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