-¿Conoces el olvido?
Es blanco, dolorosamente blanco.
Acaso en un instante se descorra un horizonte rojo, y corramos tras él, para sumir el blanco que nos pesa y nuevamente es níveo el camino; en las manos se prende la agonía y dobla en las arterias la campana. Quizá nos arrastramos...
Porque es lento el camino y es tan blanco, que se pierde el contacto con la vida.
¿Conoces el olvido?
Mira mis manos blancas, mi cabello, la sangre que no tiñe, el pulso que repite horas vacías, y este grito callado en la garganta.
¿Conoces el olvido?
Mira mi sombra blanca... y este lento camino hecho de nieve.
Beatriz Zuluaga
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