Como cuando eras niño:
Me gustaría tomarte de la mano y guiar
tus pasos como cuando hacías tus pininos,
amorosa y protectora te conducía por el camino seguro
evitándo piedras u obstáculos que hicieran peligroso tu sendero.
Cuando por tu natural inquietud corrías presuroso
y caías raspándote las rodillas, solícita atendía
tu llanto angustioso, cambiándolo por una sonrisa.
Como cuando eras niño:
Quisiera que buscarás mi regazo
al invadirte el miedo a media noche
y corrieras hacía mi lecho buscando protección...
Pero eso es imposible pues el tiempo ha pasado
y hoy en todo un hombre te has convertido,
dueño de decisiones y arrojo para ir en pos de tu destino;
sin importar lo que diga o sufra tu has de hacer tu cometido.
Solo te pido hijo mio que actues con mesura,
que cada decisión la tomes con razón y corazón.
Y recuerda siempre hijo querido, que aunque el bigote haya crecido,
para mi siempre serás mi niño querido
y que si el mañana es triste y amargo,
No dudes en correr a mi brazos que amorosos
y sin reproche
te recibiran de nuevo.
Pero eso es lo último que espero, pues deseo fervientemente:
Que el amor que buscas sea plenamente correspondido...
Que la mujer que hoy comparte tu vida,
sea la correctamente elegida...
Que la dicha y prosperidad sean tus compañeras por siempre.
Pues hijo mío, al igual que como cuando eras niño:
Si tu sonríes, yo sonrío contigo...
¡Si tu eres feliz, yo lo soy contigo!
Aracely Casas
Junio 24, 2010