Caída, más nunca derrotada

Es difícil saber por qué estamos en este mundo lleno de soledad y superficialidad, el mundo no entiende lo q siento ni siquiera yo busco entenderlo… lo que quiero es… Cambiarlo sin tener que aceptar la frialdad y desolación de cada rincón, de cada corazón muerto en vida, de cada sol oscuro, de cada luna llena olvidada… Quiero gritar revolucionar, imponer de nuevo el amor por lo vital, por lo verdadero, por lo nativo.

Es curioso como algunas personas pueden olvidar tan fácil, sí, como si automáticamente su mente desterrara del conocimiento lo doloroso, lo hiriente y se concentraran en pensamientos y acciones egoístas…las fiestas, el dinero, los pensamientos inicuos y eróticos… ¿y dónde quedan las personas muriendo de hambre, el derramamiento de sangre inocente, la soledad que abate los corazones…? ¿Dónde queda?

Siempre me he tomado el atrevimiento de pensar que la soledad es un estado natural del hombre, que cada quien decide si cambiarla por banalidades y aún sentirla, también hay otros que la disfrazan, que cada mañana al levantarse se preocupan por como ocultarla ante el mundo, de que tipo de “maquillaje” usar, para cubrir tal horror.

Muy pocos descubren que la soledad es la oportunidad para crecer, para madurar muy pocos la sienten sin temor y es algo agradable, siempre es necesario huir de la desesperación, del ruido de las conversaciones superficiales, de la inseguridad, de las sonrisas hipócritas y vacías, de la moda, del pasado, del presente y del futuro.

Pero es cierto la soledad en exceso, puede hacer daño, como puede enseñarte a vivir lo simple como algo majestuoso, puede también endurecer un corazón y volverlo duro y frío como una piedra, la soledad puede destruir metas, sueños y convertirlos en decepción y razones para morir y huir como un cobarde del factor vida…

Si es natural querer escapar y cortarte las venas y tirarte por un precipicio sin final, y ahogarte en las profundidades de las lágrimas incesantes o quizás caer en un sueño profundo, en el que ni el tiempo, ni lo que piense nadie, pueda despertarte, ni humillarte, ni penetrar tu armadura oxidada de la que no quieres desprenderte…si es natural querer terminar con el dolor y el sufrimiento interno que consume nuestra razón que agota y desgasta nuestra esperanza. Lo que no es natural es llegar al límite…

No, a decir no a la vida, a contar los últimos palpitos de un corazón agonizante, suspirar por ultima ves, cerrar los ojos para abrirlos a la muerte… esto esta mal es ser un completo cobarde… ¿Por qué no pensar en que todo tiene una solución? lejana cercana pero la tiene ¿Cómo decidir renunciar al regalo invaluable llamado vida? si estamos aquí es porque tenemos un propósito, una misión dada y no tenemos ni el mínimo derecho de elegir si vivir o morir esta función no nos corresponde a nosotros.
No soy quien para juzgar, aunque a veces lo he sentido, si he querido huir hacia el silencio profundo, pero me lleno de valentía, me levanto agotada, cansada pero lo hago y digo: caída más nunca derrotada, quizás mi orgullo ha servido para algo.