Después de pasar por momentos duros, por deseos inalcanzables, por ilusiones rotas, solo me queda darte las gracias por haberme dado lo más importante en la superación de los mismos, por haberme agraciado con un poco de tu fortaleza.
Esa fortaleza que está conmigo día a día, que me ayuda cuando las fuerzas flaquean, que me levanta cuando caigo al suelo, que logra que mi mano llegue a alcanzarte.
Esa fortaleza de la que he aprendido que la lucha por un mundo mejor no es ni mucho menos imposible, es difícil, por supuesto, pero siempre nos queda la esperanza de poder lograrlo.
Esa fortaleza con la que he aprendido que es posible andar hacia delante, sortear las dificultades surgidas, seguir tu camino de amor hacia los demás, de paz, de sacrificio y de humildad.
Esa fortaleza que mantengo viva gracias a mi confianza en Tí, gracias a mostrarme ante Tí y sentirme acogida, protegida y amada.
¿Cuántas veces no la encuentro y la busco desesperada? ¿Cuántas veces resurge con tanta fuerza que me siento capaz de hacer tantas cosas que creía imposibles?.
Espero que no me abandone nunca, yo intentaré conseguir que su llama no se apague dentro de mí, que siga enriqueciéndome como lo ha estado haciendo en estos últimos tiempos, conseguiré no apartarme de tí para que siempre te sienta como te siento ahora: TÚ QUE ERES MI FORTALEZA, TÚ QUE ERES MI DIOS, MI PASADO, PRESENTE Y FUTURO.
Encar Clérigues.
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